Frente a la crisis de extinción de especies y la degradación ambiental que ha vivido nuestro planeta en los últimos cien años, la restauración de ecosistemas está surgiendo como una solución cada vez más popular. 

Restaurar implica ayudar a la naturaleza a sanar mediante la recuperación de especies desaparecidas, de la biodiversidad y de los procesos naturales, en áreas afectadas por la actividad humana.

Un escenario donde este concepto se está poniendo en práctica es el nuevo Parque Nacional Iberá, en Argentina, ubicado en uno de los humedales de agua dulce más grandes de América del Sur. El área protegida de 160.000 hectáreas fue decretada en diciembre de 2018 por el Congreso de Argentina. 

Allí, la organización Tompkins Conservation está trabajando en la reintroducción de especies de gran valor ecológico y cultural que se habían extinguido localmente, como el jaguar o yaguareté

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Foto de Douglas Tompkins

El Programa de Reintroducción del Yaguareté de la organización, que se lanzó en 2011, alcanzó uno de sus hitos el 6 de junio de 2018, cuando nacieron dos cachorros de jaguar, los primeros de Iberá en décadas.

El jaguar es el felino más grande y uno de los más icónicos de América, pero la caza, la pérdida de hábitat y otras amenazas han puesto a la especie en peligro de extinción. En el pasado, abundantes poblaciones de jaguar habitaban desde el sudoeste de Estados Unidos hasta Argentina. Hoy solo quedan 64.000 ejemplares en la vida silvestre, y 90% de ellos están confinados a la Amazonia, especialmente en Brasil. 

Habiendo perdido 95% de su hábitat original en Argentina, actualmente se estima que solo 200 ejemplares permanecen en el país, distribuidos principalmente en parcelas aisladas de los bosques de la provincia de Misiones y en los bosques de laderas montañosas de las provincias de Salta y Jujuy.

El equipo del programa de reintroducción en Argentina, que incluye científicos, veterinarios, actores interesados de la comunidad y responsables políticos, ha estado colaborando con el objetivo de criar una generación de jaguares que podría liberarse en su hábitat natural y sobrevivir independientemente en la naturaleza. Para eso era fundamental que se garantizara la protección a largo plazo del parque. 

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Los primeros cachorros de jaguar que nacieron en Iberá junto a su madre, Tania, en junio de 2018. Foto de: Proyecto Iberá.

El nuevo parque nacional colinda con un área protegida mucho más grande (553.000 hectáreas), el Parque Provincial Iberá, y ambos conforman una gran franja contigua de zonas verdes centrada en el humedal. Unidos, son el parque natural más grande de Argentina.

El programa ahora cuenta con más de 700.000 hectáreas de hábitats repletos de caimanes, capibaras y otras fuentes de alimentos, y tiene cinco jaguares maduros provenientes de zoológicos y centros de rescate en América del Sur que, aunque no son candidatos para ser liberados, pueden ser reproducidos. Estas condiciones le dan al programa un increíble potencial para lograr la reintroducción exitosa de esta especie icónica.

Douglas y Kristine Tompkins, exitosos empresarios de los Estados Unidos, habían comprado estas tierras a través de dos fundaciones, Conservation Land Trust y Flora y Fauna Argentina, que finalmente donaron la propiedad al Estado para que fuera convertida en un parque nacional.

«Hoy es un día para celebrar», dijo Kristine Tompkins, presidenta de Tompkins Conservation cuando se aprobó la legislación. «Para la vida silvestre local, para la gente de Argentina y para las generaciones futuras que experimentarán la belleza y la biodiversidad de este increíble paisaje, la designación del nuevo parque es una gran victoria».

«Este es un logro fantástico de Kristine Tompkins, embajadora de áreas protegidas de ONU Medio Ambiente, y su difunto esposo», dice la coordinadora de la campaña Feroz por la Vida de ONU Medio Ambiente, Lisa Rolls. 

Se estima que en 10 años el Parque Iberá recibirá más de 100.000 visitantes al año, lo que también promoverá la prosperidad económica en las comunidades colindantes al parque, que en los últimos años se han beneficiado del crecimiento del ecoturismo.

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Foto de Emanuel Galetto

La conservación del parque no solo es clave para la reintroducción del jaguar en esta zona. La organización también ha restaurado a otras especies importantes y amenazadas que se habían perdido, como el oso hormiguero gigante, el venado de las pampas, el tapir, el pecarí de collar y el guacamayo rojo y verde.

Para obtener más información, comuníquese con Lisa Rolls: Lisa.Rolls[at]un.org