Por Isabel M. Pita.- «El mito vegetariano» , de la autora estadounidense Lierre Keith, suscitó numerosas polémicas no solo entre vegetarianos sino también entre feministas y afines a los movimientos ecologistas, tras su publicación.

Después de haber recibido críticas y versiones para paliar las consecuencias de los razonamientos de “El mito vegetariano”, la bióloga española Elisa Oteros-Rozas expone las cuestiones razonadas que Keith plantea en su libro sobre esta forma de alimentación y de vida.La bióloga y doctora en Ecología, Elisa Oteros-Rozas, activista de Ecologistas en Acción, y colaboradora de la revista “Soberanía Alimentaria”, ha escrito un artículo en el último número de esta publicación sobre “El mito vegetariano”, de la estadounidense Lierre Keith y publicado en 2009, pero que a día de hoy sigue suscitando críticas por parte de los defensores del ecologismo. 

Oteros-Rozas explicó a EFE que en la revista se le invita a elaborar este artículo “porque la autora se posiciona dentro del anarquismo feminista y del animalismo, y porque mi sensibilidad personal está muy cercana a estos parámetros”.

La bióloga española Elisa Oteros-Rozas, autora del artículo sobre “El mito vegetariano”. Foto: cedida por Oteros- Rozas.

El libro de Lierre Keith tuvo mucha repercusión tanto dentro de su país como en el mundo del vegetarianismo y el veganismo en general. “Leer el libro está siendo muy polémico y hay muchos comentarios y reseñas donde hay críticas, incluso desde el movimiento feminista”.

La autora estadounidense, que ha sido vegetariana y vegana de forma alternativa durante veinte años, lo que cuenta en el libro dividido en tres bloques es, según Oteros-Rozas, la transformación que sufrió desde tres posicionamientos, debido a sus inquietudes políticas, de justicia social, ecologistas y también feministas.

“En el libro, Keith describe lo que ha ido descubriendo a través de su proceso personal, como vegetariana y vegana, y qué le ha hecho llegar a conclusiones que fueron poniendo en cuestión su decisión de no consumir directamente animales, primero por cuestiones ambientales, luego pesaron las éticas o morales y, por último, las cuestiones nutricionales”, explicó la bióloga.

Un problema de salud que la hizo cambiar de forma de vida

La última decisión de Keith de abandonar el vegetarianismo estuvo motivada por un problema grave de salud que la hizo cambiar completamente de dieta y de forma de vida.

“Personalmente me he sentido muy reconocida en muchos de los argumentos. Me ha gustado tratar de manera ordenada las tesis que presenta porque creo que suelen estar ausentes del debate del vegetarianismo”, explicó la bióloga española.

Oteros-Rozas argumentó que el libro de Keith es un texto abiertamente polémico en tono de crítica muy ácida.“Coincido en que gran parte del movimiento de los o las veganas caen en el mito por esencializar la vida y las relaciones humanas con la naturaleza, quizás sin tener en cuenta el funcionamiento de los ecosistemas, de las necesidades de la incorporación de la materia orgánica dentro de los sistemas y quizás también desde el punto de vista ético, esencializando tanto la vida como la muerte”. 

Esta forma de pensar “deja de lado el hecho de que la mayor parte de la agricultura encierra muerte porque desplaza especies, altera el ecosistema, los focos de agua, que por muchos motivos tienen que ver con los sistemas agrarios”, subrayó la bióloga española.

El libro “El mito vegetariano”, de la estadounidense Lierre Keith. Foto: cedida por la editorial ‘Capitan Swing’.

En primer lugar, añadió Oteros-Rozas, “existe un profundo desconocimiento sobre el funcionamiento básico de los ecosistemas, de sus flujos de materia y energía y, especialmente, algo tan esencial como los suelos y su fertilidad”.

Según la bióloga española, “esta idea no quita que el vegetarianismo y el veganismo sean absolutamente deseables y que como sociedad necesitemos imperiosamente disminuir radicalmente, en un volumen altísimo, el consumo de carne animal, que es indiscutible por todos los principios éticos, políticos y desde todos los puntos de vista”.

Para la autora estadounidense resulta “una aberración” la alimentación que tiene hoy en día la ganadería y explica esta situación argumentando que la ganadería necesita de los cereales y la hierba que es algo de lo que nosotros no nos podemos alimentar porque no tenemos el aparato digestivo preparado para hacerlo.

La destrucción de los campos de cereales por parte de la ganadería extensiva 

Esto lo hacen los animales por nosotros, sobre todo determinado tipo de ganado. Pero “la ganadería extensiva está destruyendo a una velocidad impresionante esos campos de cereales y además en un contexto muy difícil de reparar esa pérdida”, por lo que la autora aduce que sería necesaria la cría extensiva a pequeña escala.

“Lo que yo estudié en Biología es que la vida es inherente a la muerte y la vida no puede existir sin la muerte. Desde ahí entiendo la empatía que tenemos los seres humanos para defender la vida animal y la de todos los seres vivos, pero creo que hay una variante en todas estas posiciones para negar la muerte”, señaló Elisa Oteros.

“Todos los animales que mueren suponen un frente inherente al propio funcionamiento biológico, nos da pena la oveja que muere atacada por un lobo, pero no nos da pena el lobo”, manifestó la bióloga.

“Hay una serie de argumentos sobre la conciencia, la política, la ética que los seres humanos tenemos y no tienen otras especies, y que son una manera de posicionarte por encima de todos los seres vivos que tienen derecho a vivir, y que se resume en: “Tú no puedes matar, pero otros animales sí pueden hacerlo”, lo que es una postura un poco incoherente”, indicó Oteros-Rozas. EFEverde