A menudo los amantes del océano son dejados fuera de las grandes discusiones ambientales, pero muchos de ellos trabajan duro para ayudar a detener el cambio climático con acciones sobre el terreno.

La organización Sustainable Surf es un ejemplo de esto. Se dedica a involucrar a la comunidad surfista mundial en medidas para salvar y restaurar los manglares amenazados. 

En comparación con los bosques terrestres, estos ecosistemas son cinco veces más efectivos para retener las emisiones de carbono.

“Muchas personas, incluidas las que tienen una ‘mentalidad oceánica’ entienden el valor de restaurar los ecosistemas costeros para proteger los océanos y a nosotros mismos. Sin embargo, se necesita un camino más fácil y atractivo para que puedan participar, por eso lanzamos el proyecto SeaTrees (Árboles de Mar)”, dijo Michael Stewart, cofundador de Sustainable Surf.

Su laboratorio de innovación en salud oceánica utiliza la cultura del surf con el fin de promocionar un estilo de vida sostenible. Con SeaTrees, creará un portal en línea a surfistas de todo el mundo la forma de calcular y compensar su huella de carbono para financiar la siembra de nuevos árboles de manglar.

“El objetivo es plantar en 2019 un millón de árboles en nombre de la comunidad global de surfistas”, dijo Steward, que espera aprovechar la misma ola utilizada durante años por los anunciantes que venden productos de surf, solo que ahora lo hará para promover la conservación en lugar del consumo. 

“Casi todas las corporaciones del mundo usan imágenes de la cultura del surf y de ecosistemas costeros para vender sus productos”, añadió Steward.

Según una encuesta realizada en noviembre de 2018 por la revista Stab, la comunidad de surfistas considera que el cambio climático es el principal reto que enfrenta la humanidad.

“El sector global del surf es un negocio de US $14.000 millones, con 120 millones de fanáticos según la Liga Mundial de Surf. Si involucramos a 1% de ellos, podemos plantar un millón de árboles”, explicó Stewart.

image
Svein Rasmussen de Starboard, un socio de SustainableSurf, ayuda a plantar manglares. SeaTrees tiene como objetivo plantar un millón de árboles en nombre de la comunidad surfista global en 2019. Foto de Sustainable Surf

Un ecosistema amenazado que también nos amenaza

Los árboles de mangle pueden almacenar cinco veces más CO2 que los árboles terrestres, y proporcionan una gama de funciones esenciales para proteger la vida terrestre y la que está bajo el agua.

“A menudo los manglares son subestimados, sin embargo, son ecosistemas cruciales para la seguridad alimentaria, la protección costera, la calidad del agua y la regulación del clima”, dijo Gabriel Grimsditch experto en ecosistemas costeros de ONU Medio Ambiente.

«La conservación y la restauración de los manglares son necesarias para un medio ambiente costero más saludable y un futuro sostenible para cientos de millones de personas en el mundo», añadió. 

Desafortunadamente los manglares están siendo talados a un ritmo alarmante, y cuando sus árboles mueren liberan las grandes cantidades de carbono que habían almacenado por siglos. 

Según un informe de ONU Medio Ambiente, las emisiones ocasionadas por la pérdida de manglares representan casi una quinta parte de las emisiones globales provenientes de la deforestación, lo que resulta en daños económicos de entre US$ 6 y 42 mil millones anuales. 

“Si perdemos los manglares, ellos pasarán de ser los sumideros de carbono más útiles del mundo a masivas fuentes de carbono, porque al degradarse liberan a la atmósfera las emisiones que estaban secuestradas en su fango”, dijo Steward.

De surfear a compensar

El primer lugar que se está beneficiando del proyecto SeaTrees es el Parque Climático Thor Heyerdahl en Myanmar, un país con casi 4.000 millas de costa en el Océano Índico.

 “En Myanmar, los manglares están desapareciendo cuatro veces más rápido que en cualquier otro lugar del mundo”, dijo Steward.

En el parque, los proyectos de reforestación han impulsado el crecimiento de cinco millones de plantas de mangle y la creación de cientos de empleos para los habitantes locales, además del apoyo a miles de familias con recursos de vida y educativos.

Desde el año 2015 se han plantado 3,5 millones de mangles como parte de un proyecto liderado por el Worldview International Fund para restaurar más de 2.000 hectáreas de bosques costeros degradados.

El Parque Climático Thor Heyerdahl ha impulsado tecnología de vanguardia en proyectos de carbono azul, como el uso de drones aéreos que facilitan la plantación rápida a escala en lugares de difícil acceso o el aprovechamiento de la cadena de bloques digital (blockchain) para que las personas financien directamente esfuerzos de conservación enfocados en el océano.

Image
A través de SeaTrees, los amantes de los océanos pueden calcular y compensar sus impactos climáticos invirtiendo directamente en proyectos de carbono azul. Foto de Sustainable Surf

Comercializando un parque modelo

En febrero de 2018, ONU Medio Ambiente reconoció al Parque Climático Thor Heyerdahl como un modelo de cambio para la restauración rápida de manglares en el Sudeste Asiático y en el mundo. En noviembre, el proyecto obtuvo la certificación del Estándar de Carbono Verificado (VCS).

“El proyecto implementado en el Parque Climático Thor Heyerdahl se convirtió en el primero en obtener el certificado VSC en Asia, lo equivalente a un estándar de oro”, dijo Stewart.

Esta certificación ha convertido al parque en el proyecto de reforestación de manglares más grande en producir créditos de carbono para los mercados internacionales.

A principios de 2019, SeaTrees apoyará una plantación inicial en el parque y luego lanzará un portal web interactivo en línea para crear un «bosque de surf».

A través de SeaTrees, las personas pueden calcular y compensar sus impactos climáticos para volverse «climáticamente positivos», invirtiendo en la conservación de proyectos de carbono azul en bosques de manglares, marismas y praderas de pastos marinos.

Sustainable Surf es una de las muchas organizaciones que presentaron compromisos voluntarios en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre los Océanos en 2017.