Una dieta saludable comienza con alimentos inocuos. Los alimentos contaminados con bacterias, virus, pesticidas o residuos químicos, por ejemplo, pueden causar enfermedades graves y, en el peor de los casos, incluso la muerte. Los consumidores de todo el mundo tienen derecho a esperar que los alimentos que compran y consumen sean inocuos y de buena calidad.

Mantener los alimentos inocuos es un proceso complejo, que comienza en la granja y termina con el consumidor. Hay que tener en cuenta todas las etapas de la cadena alimentaria, desde la producción, recolección y almacenamiento, hasta la preparación y el consumo. La FAO es la única organización internacional que supervisa la inocuidad de los alimentos en todas las etapas de la cadena alimentaria. A través de una ya larga colaboración, la FAO y la Organización Mundial de la Salud (OMS) apoyan la inocuidad alimentaria a nivel mundial y protegen la salud de los consumidores. Por lo general, la FAO aborda los problemas de inocuidad de los alimentos a lo largo de la cadena alimentaria durante la producción y procesado, mientras que la OMS supervisa habitualmente las implicaciones a nivel de la salud pública. Sin embargo, el proceso de garantizar que los alimentos sean inocuos para comer no acaba con la compra. En casa, los consumidores deben asegurarse de que lo que comen sigue siendo seguro.

Aquí hay 6 formas en que podemos trabajar juntos para mantener nuestros alimentos inocuos:

1. Trabajar desde el principio con los productores de alimentos – La FAO trabaja con los productores de los alimentos –como los agricultores y pescadores–, para que sigan buenas prácticas de higiene y otras prácticas agrícolas que minimicen los riesgos para la inocuidad alimentaria. Las pautas de buenas prácticas agrícolas brindan a productores de todo el mundo algunas instrucciones básicas que no solo mantienen la inocuidad de los alimentos, sino que también les permiten acceder a los mercados. Cuando los alimentos se producen y manejan usando normas nacionales o internacionales, se mantienen inocuos y pueden venderse a nivel nacional o internacional, abriendo nuevos mercados que pueden aumentar los ingresos de los productores y reducir la pobreza.

2. Establecer normas a nivel mundial – ¿Cómo saben los países o productores qué insumos o prácticas pueden hacer que los alimentos sean inadecuados para el consumo humano? La Comisión del Codex Alimentarius –desarrollada conjuntamente por la FAO y la OMS–, es el organismo que establece las normas de calidad que garantizan la inocuidad de los alimentos a nivel mundial. Contando con el asesoramiento científico de expertos, la Comisión, que incluye representantes de más de 185 países miembros, establece las normas, directrices y códigos de prácticas alimentarias internacionales que indican cómo mantener los alimentos inocuos, con buena calidad y que sean adecuados para el comercio.

Las buenas prácticas agrícolas ayudan a los productores no solo a mantener los alimentos inocuos, sino también a lograr acceder a los mercados, aumentando sus ingresos y reduciendo la pobreza. Izda: ©FAO/Marco Longari; Dcha: ©FAO/Alessandra Benedetti

3. Asegurarse de que los países tengan sistemas sólidos de control regulatorio – La FAO trabaja con los países para revisar y actualizar su legislación alimentaria, formular políticas coherentes basadas en evidencias y desarrollar capacidad para realizar inspecciones de alimentos. Ayuda también a los países a gestionar y contener los brotes mediante el muestreo y análisis de los productos afectados.

4. Fomentar prácticas alimentarias más seguras en el hogar – La mayoría de las patologías causadas por enfermedades transmitidas por los alimentos son el resultado de prácticas inadecuadas en el hogar. Manejar a los alimentos de manera inocua es aún más difícil cuando las instalaciones y los servicios –como por ejemplo agua limpia y electricidad para las cocinas o refrigeradores– son escasos o poco fiables. Trabajando para los residentes en comunidades rurales, la FAO identifica los riesgos sobre el terreno y ayuda a ofrecer consejos claros, pragmáticos y creíbles a los consumidores a través de campañas mediante carteles, en los medios de comunicación y a través del boca a boca.

5. Verificar con carácter científico la inocuidad alimentaria – La FAO y la OMS convocan juntos de forma regular reuniones de expertos de todo el mundo para recopilar información sobre los últimos avances científicos relacionados con los riesgos potenciales de los alimentos. Estos expertos analizan los peligros químicos y microbianos en el suministro de alimentos y determinan cómo contenerlos. Este asesoramiento científicosirve de referencia a los gobiernos nacionales y a la Comisión del Codex Alimentarius.

La prevención de emergencias para la inocuidad alimentaria es la máxima prioridad, pero cuando éstas se producen, deben gestionarse y hay que responder rápidamente. La Red Internacional de Autoridades de Inocuidad de los Alimentos (INFOSAN) ayuda a los países a compartir con rapidez información para detener la propagación de alimentos contaminados de un país a otro. ©FAO/Ezequiel Becerra

6. Promover la preparación y respuesta en situaciones de emergencia para la inocuidad alimentaria – La prevención de emergencias para la inocuidad alimentaria es la principal prioridad de todos. Sin embargo, cuando se encuentra Salmonella en los melones o E. coli en la lechuga, por ejemplo, se debe responder rápidamente para evitar que la situación empeore hacia una emergencia de inocuidad alimentaria. Además de la preocupación inmediata sobre la salud de las personas y/o animales involucrados, este tipo de emergencias puede también afectar negativamente los medios de vida e incluso las economías nacionales. La disponibilidad reducida de alimentos para el consumo nacional, el cierre de los mercados de exportación o el alto coste de abordar las consecuencias de la amenaza pueden afectar a un país y una población de múltiples maneras. A través de la Red Internacional de Autoridades de Inocuidad de los Alimentos (INFOSAN), la FAO y la OMS ayudan a los países a gestionar los riesgos para la inocuidad alimentaria, asegurando que la información se comparte rápidamente durante las emergencias para detener la propagación de alimentos contaminados de un país a otro. INFOSAN facilita además el intercambio de experiencias y soluciones probadas en y entre países para servir de base a futuras intervenciones para proteger la salud de los consumidores.

Cerca de tres millones de personas en todo el mundo en países desarrollados y en desarrollo mueren cada año por enfermedades transmitidas por el agua y los alimentos y millones de personas enferman. Los alimentos son el punto de partida de nuestra energía, salud y bienestar. A menudo damos por sentado que son inocuos, pero en un mundo cada vez más complejo e interconectado donde las cadenas de valor alimentarias son cada vez más largas, las normas y regulaciones se hacen mucho más importantes para que podamos estar seguros.

Si los alimentos no son inocuos, no son alimentos. No podemos esperar acabar con el hambre y crear un mundo #HambreCero sin este pilar básico.

fao.org