Las autoridades rusas se han comprometido esta semana a liberar a un total de 10 orcas y 87 belugas de pequeños recintos localizadas en la bahía de Srednyaya –cercana a la ciudad de Najodka, en el este del país– después de las protestas de ONG animalistas, que describen el lugar como la «cárcel de las ballenas».
«Hemos tomado la decisión fundamental de devolver a los cetáceos a su hábitat natural«, han dicho a través de un comunicado el gobernador de la región de Primorsky –donde se sitúa el enclave–, Oleg Kozhemkayo; el fundador de la ONG ‘Ocean Futures Society’, Jean-Michel Cousteau; y el director ejecutivo de la ONG ‘Whale Sanctuary Project’, Charles Vinick, después de visitar el lugar ante la invitación de las autoridades. «Nuestro objetivo es liberarlos a todos», han subrayado.
La polémica se remonta a 2018, cuando activistas y organizaciones animalistas comenzaron a denunciar a medios de comunicación locales las condiciones de estos recintos, señalando que algunos de los animales que se habían capturado eran demasiado jóvenes (algo ilegal bajo la legislación rusa); que las aguas donde se mueven están heladas; la comida, en mal estado; que tienen poco espacio para moverse, etc.
Uno de los primeros medios en recoger el caso fue el periódico ‘Nóvaya Gazeta’. En noviembre de 2018, el director de Sakhalin Environmental Watch, Dmitry Lisitsyn, describió el lugar a la publicación como un «centro de detención para mamíferos marinos«: «Los animales están prisioneros, en celdas superpobladas», señaló.
Protesta viral
Las imágenes de la «cárcel de las ballenas» no tardaron en viralizarse a través de las redes sociales, lo que provocó protestas por parte de la opinión pública e intervenciones de personajes públicos comprometidos con el medio ambiente como el propio Jean-Michel Cousteau, hijo del famoso explorador; y el actor Leonardo DiCaprio, que compartió una petición de Change.org solicitando la liberación de las ballenasy que ha alcanzado 1.451.593 firmas a fecha del 10 de abril.
La polémica se remonta a 2018, cuando activistas y organizaciones animalistas comenzaron a denunciar a medios de comunicación locales las condiciones de estos recintos.
Las organizaciones a favor de los derechos de los animales apuntan a que la verdadera intención de las empresas habría sido vender los cetáceos a parques de atracciones chinos.
Las autoridades de Primorsky comenzaron a estudiar el caso en noviembre. El Departamento de Investigación de la región confirmó en un comunicado que las cuatro empresas detrás de la «cárcel de las ballenas» –Afalina, White Whale, Oceanarium DV y Sochi Dolphinarium– habían recibido permiso para capturar a los animales «con fines culturales y educativos», pero que investigan si pudieron incurrir en la ilegalidad al capturar manadas de belugas y orcas con crías o con hembras embarazadas.
Vuelta al océano… ¿cuándo?
La declaración firmada por el gobernador de Primorsky y los representantes de las ONG ‘Ocean Futures Society’ y ‘Whale Sanctuary Project’ menciona la posible creación de un «centro de rehabilitación» para «aquellos animales que hayan sufrido heridas mientras estaban en libertad o que necesiten recuperarse». Cousteau y Vinick han formado un equipo de expertos para estudiar como devolver a los animales a su hábitat natural.
‘Greenpeace Russia’ teme que el caso de la bahía de Primorsky no marque un antes y un después y que la caza de ballenas continúe. «Creemos que la captura de orcas debe incluirse en el Libro Rojo de la Federación Rusa y que la de los cetáceos debe prohibirse para todos los fines, excepto el de la investigación científica», ha señalado Ohannes Targulian a través de la web de la organización.
Por: ECOticias.com / Red / Agencias