No garantizar un aire limpio para los ciudadanos constituye una violación de los derechos a la vida, la salud y el bienestar, así como el derecho a vivir en un entorno saludable, asegura un experto de la ONU en derechos humanos que insta a los Gobiernos del mundo a que combatan la contaminación del aire.

La contaminación del aire «es un asesino silencioso, invisible y prolífico responsable de la muerte prematura de siete millones de personas cada año. Su acción afecta de manera desproporcionada a las mujeres, los niños y las comunidades pobres», afirma David Boyd, el relator especial sobre derechos humanos y el medio ambiente.

Los Estados deben tomar medidas urgentes para mejorar la calidad del aire y cumplir con sus obligaciones de derechos humanos, asegura el experto.

“El aire limpio es un componente central del derecho a un ambiente saludable, junto con agua limpia y saneamiento adecuado, alimentos saludables y producidos de manera sostenible, un ambiente no tóxico, una biodiversidad saludable y un clima seguro”, aseguró en un comunicado, en vísperas del Día Mundial del Medio Ambiente que se celebra este 5 de junio.

El aire limpio es un componente central del derecho a un ambiente saludable.

El relator recordó que el derecho a un medio ambiente sano está reconocido legalmente por más de 150 Estados a nivel nacional y regional, y que debe reafirmarse a nivel mundial para garantizar el disfrute de esa garantía para todos sin discriminación.

“Hay numerosas historias de éxito en cuanto a la reducción drástica de la contaminación del aire en todo el mundo, incluida China, que celebra el Día Mundial del Medio Ambiente este año. Estas historias demuestran que la contaminación del aire es un problema evitable», aseguró.

OMM/Alfred LeeNeblina tóxica en la ciudad de Beijing, en China.

El relator reiteró siete pasos clave a seguir de parte de los Estados descritos en su más reciente informe ante el Consejo de Derechos Humanos de la ONU:

  1. Monitorear la calidad del aire y los impactos en la salud humana
  2.  Evaluar las fuentes de contaminación del aire;
  3. Poner la información a disposición del público, incluidos los avisos de salud pública.
  4.  Establecer leyes, reglamentos, normas y políticas de calidad del aire.
  5.  Desarrollar planes de acción para la calidad del aire a nivel local, nacional y, si es necesario, regional.
  6.  Implementar el plan de acción de calidad del aire y hacer cumplir las normas;
  7. Evaluar el progreso y, si es necesario, fortalecer el plan para garantizar que se cumplan los estándares.

«En celebración del Día Mundial del Medio Ambiente, insto a los Estados a tomar medidas audaces para combatir la contaminación del aire, mejorar la salud, abordar el cambio climático y cumplir con sus obligaciones de derechos humanos», concluyó el experto.

David R. Boyd (Canadá) fue nombrado relator especial de las Naciones Unidas sobre derechos humanos y medio ambiente por un período de tres años a partir del 1 de agosto de 2018. Es profesor asociado de derecho, política y sostenibilidad en la Universidad de British Columbia.

Los Relatores Especiales son parte de lo que se conoce como los Procedimientos Especiales del Consejo de Derechos Humanos. Procedimientos especiales, el cuerpo más grande de expertos independientes en el sistema de derechos humanos de la ONU, es el nombre general de los mecanismos independientes de investigación y supervisión del Consejo. Los titulares de mandatos de los Procedimientos Especiales son expertos independientes en derechos humanos nombrados por el Consejo de Derechos Humanos para abordar situaciones específicas de los países o problemas temáticos en todas partes del mundo. No son personal de la ONU y son independientes de cualquier gobierno u organización. Sirven a título personal y no reciben un salario por su trabajo.

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