Sin acceso universal a alimentos inocuos, será imposible alcanzar la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible. Hoy se estima que 600 millones de personas enferman cada año por consumir alimentos contaminados con bacterias, virus, toxinas o productos químicos y 420 000 de ellas mueren. Cuando los alimentos no son inocuos, los niños no pueden aprender y los adultos no pueden trabajar. En otras palabras, la falta de acceso a alimentos inocuos impide el desarrollo humano.
Para destacar el papel crucial de la inocuidad de los alimentos en la promoción de la salud y la erradicación del hambre, el 7 de junio de 2019 se celebrará el primer Día Mundial de la Inocuidad de los Alimentos. Su objetivo es llamar la atención y motivar actuaciones para ayudar a prevenir, detectar y gestionar los riesgos transmitidos por los alimentos, contribuyendo así a la seguridad alimentaria, la salud humana, la prosperidad económica, la agricultura, el acceso a los mercados, el turismo y el desarrollo sostenible.
Si usted produce, procesa, vende o prepara alimentos, entonces desempeña un papel a la hora de garantizar su inocuidad. He aquí cinco maneras en las que podemos lograr una mejora sostenida en la inocuidad alimentaria:
1. Garantizar que los alimentos sean inocuos
Los gobiernos nacionales son fundamentales para garantizar que los alimentos sean inocuos y nutritivos para todos. Y tienen buenas razones para ello: según el Banco Mundial, los alimentos insalubres cuestan sólo a las economías de ingresos bajos y medianos unos 95 000 millones de USD en pérdidas de productividad cada año. Para ayudar a reducir esta cifra, los responsables de la formulación de políticas pueden promover una agricultura y unos sistemas alimentarios sostenibles, fomentando la colaboración entre los sectores de la sanidad pública, la sanidad animal y la agricultura, entre otros. Los países también pueden hacer cumplir las normas internacionales establecidas por la Comisión del Codex Alimentarius.
2. Producir alimentos de forma inocua
Para garantizar un suministro suficiente de alimentos inocuos a nivel mundial –al tiempo que se minimiza su impacto ambiental y se adaptan al cambio climático–, los productores de alimentos deben adoptar buenas prácticas. A medida que los sistemas de producción alimentaria se transforman y adaptan a condiciones cambiantes, los agricultores deben considerar cuidadosamente las mejores formas de abordar los riesgos potenciales y garantizar que los alimentos sean inocuos. Integrar la salud de plantas y animales, por ejemplo, puede ayudar a frenar la resistencia a los antimicrobianos y reducir el número de personas que mueren cada año en el mundo a causa de esta resistencia.
Las buenas prácticas para garantizar la inocuidad alimentaria deben llegar a cada etapa de la cadena de valor, desde los productores hasta los comerciantes y los consumidores. Izqda: ©Shutterstock Dcha: ©Shutterstock.
3. Mantener los alimentos inocuos
Para los responsables de las empresas, los controles preventivos pueden solucionar la mayoría de los problemas de inocuidad alimentaria. Todas las personas que participan en las actividades alimentarias –desde el procesado hasta la venta al por menor–, deben garantizar el cumplimiento de programas como el sistema de análisis de peligros y puntos críticos de control (HACCP, por sus siglas en inglés), que identifica, evalúa y controla los riesgos importantes para la inocuidad de los alimentos. Además de reducir la posibilidad de enfermedades, las buenas prácticas de procesado, almacenamiento y conservación pueden también reducir las pérdidas post-cosecha y ayudar a los alimentos a conservar su valor nutritivo, así como apoyar a las empresas a maximizar su participación en un comercio mundial alimentario que alcanza 1,6 billones de USD.
4. Verificar que los alimentos sean inocuos
Los consumidores tienen capacidad para exigir alimentos inocuos y saludables. Dada la complejidad de la inocuidad alimentaria, necesitan por ello tener acceso a información oportuna, clara y fiable sobre los riesgos nutricionales y sanitarios asociados a sus elecciones alimentarias. Invertir en educar a los consumidores sobre la inocuidad de los alimentos tiene el potencial de reducir las enfermedades transmitidas por los alimentos y generar ahorros de hasta diez veces por cada dólar invertido. Los consumidores deben tener la posibilidad de elegir alimentos saludables para sí mismos y apoyar sistemas alimentarios sostenibles para el planeta.
5. Trabajar en equipo por la inocuidad
En última instancia, la seguridad alimentaria es una responsabilidad compartida. Los gobiernos, organismos económicos regionales, organizaciones de las Naciones Unidas, organismos de desarrollo, organizaciones comerciales, grupos de consumidores y productores, instituciones académicas y de investigación y las entidades del sector privado, deben trabajar juntos en las cuestiones que nos afectan. La colaboración es necesaria a nivel mundial, regional y local, de tipo intersectorial dentro de un gobierno y transfronteriza, a la hora de combatir los brotes de enfermedades transmitidas por los alimentos a nivel global.
La inocuidad alimentaria es fundamental para promover la salud y erradicar el hambre, y podría salvar la vida de hasta 420 000 personas cada año. ©WAYHOME studio/Shutterstock.com
La inocuidad de los alimentos es fundamental no sólo para mejorar la salud y la seguridad alimentaria, sino también para los medios de subsistencia, el desarrollo económico, el comercio y la reputación internacional de cada país. Las enfermedades transmitidas por los alimentos impiden el desarrollo socioeconómico, ejerciendo presión sobre los sistemas de atención sanitaria y perjudicando a las economías nacionales, el turismo y el comercio.
Un mundo #HambreCero sólo puede lograrse si los alimentos que consumimos son inocuos. Este Día Mundial de la Inocuidad Alimentaria –y todos los días–, debemos estar agradecidos por los alimentos inocuos que tenemos, y tomar medidas para asegurarnos de que esta inocuidad alimentaria sea responsabilidad de todos nosotros.
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