Su inminente paternidad, su amor al mar y el deseo de cambiar el mundo llevó a Antonio Márquez a montar hace una década la ONG Oceánidas, una asociación que aúna ciencia, acción y divulgación «para alcanzar un grado óptimo de realización personal» y demostrar que «la única posibilidad de sostener el planeta» es a través de la educación.

Oceánidas fue fruto de mi pasión por el mar, pero también de esa certeza de que la concienciación es el único camino hacia un futuro mejor”, explica a Efe este buceador profesional y reportero gráfico, capaz de movilizar durante tres años seguidos a un millar de voluntarios en su particular cruzada por la limpieza marina.

Vigilantes Marinos

Antonio Márquez, fundador de Oceánidas y coordinador de la Red de Vigilantes Marinos en la playa de La Barrosa, en Chiclana (Cádiz). EFE/Cristina Yuste

Antonio Márquez lleva toda su vida profesional retratando a través de su cámara la miseria, la tristeza, la guerra o la soledad, y en sus ratos libres se calza su traje de buzo y se sumerge en la inmensidad del mar, pero allí tampoco encuentra la paz.

“El mar se está convirtiendo en esa alfombra que levantas y metes debajo los residuos para dejar de verlos, y como no los ves, es como si no existieran”, lamenta, y esos desechos ocasionan cada año la muerte de más de un millón de aves y 100.000 tortugas y mamíferos.

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Los residuos más insólitos

“Poca gente puede imaginar lo que el mar esconde de nuestros ojos”, asegura Antonio, quien todavía se sorprende cuando encuentra un carrito de la compra de una gran superficie sumergido bajo unos acantilados, baterías de barcos, neumáticos o urnas funerarias.

Por no hablar de los neumáticos, “que en zonas de puerto se sacan por decenas”. Las embarcaciones los utilizan como defensas y a veces se sueltan por la corriente, pero en otras ocasiones se arrojan de manera intencionada.

Por eso, agradece el apoyo que este año le han prestado la entidad responsable de la gestión de los neumáticos fuera de uso Signus y la Comisión de Fabricantes de Neumáticos, que se han ocupado de retirar y gestionar estos residuos.

“Cada zona tiene sus propios residuos y todos afectan a la biodiversidad marina“, matiza Antonio Márquez, quien hace hincapié en los microplásticos o los productos químicos, “que a simple vista no se ven”, son ingeridos por las especies y pasan al organismo humano a través de la cadena alimentaria.

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Miembros de Oceánidas reparten camisetas y redes a los miembros de la Red de Vigilantes Marinos en la playa de La Barrosa, en Chiclana (Cádiz). EFE/Cristina Yuste

Ciencia ciudadana

Antonio, a través de su ONG, inició un proyecto de ciencia ciudadana que en un principio involucraba a voluntarios buceadores en acciones de limpieza del medio marino y hoy ha conseguido movilizar a acompañantes de esos buzos, a niños, a colegios, a hoteles y a los propios usuarios de las playas.

La Red de Vigilantes Marinos, que “no ha parado de crecer”, se ocupa de la retirada de basura de los fondos someros y de las playas con la ayuda de voluntarios, caracteriza los residuos con la ayuda de una app y envía los datos al Ministerio para la Transición Ecológica “para que trabaje sobre su origen”.

Este año, los buceadores que han participado en la iniciativa en 30 puntos del litoral español han sacado de los fondos objetos tan curiosos como una escalera, una impresora o 50 suelas de zapato en el mismo punto.

Educar para cuidar

Pero para Antonio, lo mejor viene después, cuando “con todo el material gráfico y didáctico vamos a centros educativos de la zona donde hemos hecho la limpieza e impartimos charlas los alumnos”, una manera de conseguir un proyecto “más redondo y compacto”.

“Lo más importante es llevar esta experiencia a los centros educativos, porque pensamos que el futuro está en la educación de los jóvenes, que van a poner todo su esfuerzo en cambiar esta dinámica en la que estamos ahora”, subraya.

Fue después de comprobar el daño que el ser humano inflige al medio ambiente y que la humanidad “va hacia el colapso”, cuando Antonio se empezó a plantear que “la raíz del cambio es la educación, que sin ella no avanzamos y que hay que cambiar la dinámica”.

Mayor concienciación

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Antonio Márquez, fundador de Oceánidas y coordinador de la Red de Vigilantes Marinos en la playa de La Barrosa, en Chiclana (Cádiz). EFE/Cristina Yuste

Sus diez años con Oceánidas y los tres que lleva coordinando la iniciativa Red de Vigilantes Marinos le han mostrado una sociedad “cada vez más concienciada”, que demanda un cambio en el sistema productivo y de consumo, un modelo más responsable.

Así, cargado de optimismo, se siente realizado; “trabajo en lo que me gusta, que para mí es básico, tengo a mis hijos involucrados en mi proyecto y a mis 56 años me encuentro bien, estoy en el mejor momento de mi vida, he aunado todos mis deseos y ahora tengo que transmitir todo este entusiasmo”, asevera.

Sobre “Rostros del Reciclaje”

Rostros del Reciclaje (#RostrosdelReciclaje) es una iniciativa de EFEverde de la Agencia EFE en colaboración con Signus Ecovalor para poner en valor la labor de las personas que trabajan por el reciclaje y la economía circular