El español medirá a Kyrgios en segunda ronda.
El inicio de la tarea siempre es un punto crítico. Rafael Nadal volvió a la casilla de salida en el All England Club de Wimbledon, donde un año atrás estuvo a punto de acariciar la gloria. El español, que compite como cabeza de serie No. 3 en Londres, es uno de los jugadores más respetados entre los muros del grande británico, y una Court 1 abarrotada sirvió como ejemplo a la vista de todos. Con una victoria por 6-3, 6-1, 6-3 ante el japonés Yuichi Sugita comienza el balear su candidatura a un 19º título de Grand Slam. Un camino bien ilusionante en la capital inglesa.
El campeón de 2008 y 2010 tenía un horizonte claro este martes: abrir su temporada de césped, sumar la primera victoria sobre la superficie y sacar el billete para la segunda ronda, donde ya le espera el australiano Nick Kyrgios.
Sobre una hierba casi intacta, los retos aparecen bien pronto. Y Nadal apenas necesita un juego para comprobarlo. El español, que enfrenta en Sugita a un rival nunca medido, termina en el suelo en el punto que abre el partido y entrega el primer turno de saque ante el japonés. Cuando apenas han roto a sudar, el mallorquín se ve 0-2 en el marcador. La tarde es soleada en Londres e invita a las maneras del asiático, que salpica el inicio del partido a puro correteo.
Si alguien sabe encajar golpes con la soltura de un saco de boxeo no es otro que el español, impasible a las primeras dinámicas del partido. Rafa respeta en todo momento la valentía de su adversario, restando en una posición bien retrasada y lanzándose a recuperar pista hasta morder con su derecha. Nadal necesita muy poco tiempo para tomar la temperatura al partido y, de inmediato, instala la igualdad en el marcador (2-2).
El jugador que encuentra al otro lado de la red lleva el peligro grabado en la bandana. El japonés Sugita tiene unas manos raudas como un rayo y ha apartado en la fase previa a Lukas Rosol, uno de los pocos jugadores que han logrado batir a Nadal en Londres. Si eso no es un aviso, se le parece bastante. Así, el inicio del encuentro no deja lugar al respiro y Rafa recuerda de primera mano la velocidad de reacción que precisa la hierba.
El partido es un intercambio de golpes formidable, todo un desafío para los reflejos, y en esa necesidad de neurona emerge el Nadal más hábil. El mallorquín acorrala a Sugita combando cada vez más derechas cruzadas y, sin darle una pelota clara, corta el revés con la precisión de un cirujano. Una de esas bolas rasas termina por romper el servicio del japonés, que observa cómo Nadal acelera hasta cerrar el primer parcial.
Con las medidas ya bien tomadas sobre el césped, la altura del juego de Nadal siguió su curso ascendente. El español supo jugar más cerca de la línea de fondo, intuir las intenciones de su rival y marcar fuertemente el partido con golpes precisos. Las piernas de Rafa volaron hasta encontrar los passing shots ante Sugita, desbordado por el ritmo constante del dos veces campeón. Así, en un abrir y cerrar de ojos, Nadal dominaba 3-0 la segunda manga con la energía en otro peldaño.
Si el primer partido de hierba es un motivo de cautela, Rafa demostró una entereza digna de elogio. En ningún momento temió cerrar jugadas en la mitad de pista y sus manos fueron rápidas para bloquear infinidad de servicios. Con el revés, un golpe que domina desde cualquier altura, el español terminó de asaltar las dudas de Sugita, al que arrebató en blanco el servicio para cerrar por 6-1 el segundo parcial. Con gesto serio y juego convincente, Nadal no dio un solo paso atrás.
Con una renta de dos mangas y el terreno ya bien marcado, el español afrontó un tercer parcial sin despistes. El No. 2 mundial resistió en el set más igualado de todos, sin roturas hasta el octavo juego y con la caída del sol ya presente en Londres. Con el 77% de los restos colocados en pista, una cifra más que respetable sobre césped, Rafa demostró estar preparado para las demandas de la superficie. Y su primera victoria en el All England Club, un trabajo bien hecho.
Ahora, con Nick Kyrgios como segundo peldaño de la escalera, la misión de Nadal en Londres sigue bastante clara. Competir desde un orden absoluto para impulsar su candidatura.
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