En 1850, huellas de tigre podían encontrarse tanto en la nieve de los bosques siberianos como en las suaves arenas de las playas de Bali. Los tigres rondaban desde el borde de Europa, en el mar Caspio, hasta las costas del Pacífico. Entrar en la mayor parte de los bosques de Asia en ese momento era ingresar al dominio de uno de los depredadores más impresionantes del planeta.
En ese entonces, más de 100.000 tigres regían sobre las áreas silvestres del continente. Su reinado como una pieza clave en la parte superior de la cadena alimentaria permitió que innumerables especies y ecosistemas florecieran bajo su dominio.
Hoy en día, el hábitat del tigre es apenas 7% de lo que era. Su población, una mera fracción de lo que fue. Se cree que menos de 3.800 tigres permanecen en libertad en solo 13 países. Y en la mayoría de los lugares, sus hábitats son escasos y fragmentados, lo que limita a este depredador de largo alcance a vivir dentro de pequeñas áreas protegidas.
Pero el felino ha encontrado asilo en un país. En Bután, los tigres de Bengala, también conocidos como tigres reales, pueden vagar por un hábitat que se extiende desde las selvas subtropicales de tierras bajas hasta las laderas de montaña de los bosques subalpinos, a 4.500 metros de altura. El tigre tiene libertad para moverse por casi todo Bután, ya que los bosques cubren 71% del territorio y más de la mitad del país ha sido designado como área protegida.
Esto explica en parte la abundancia de la especie en Bután. El país tiene el doble de concentración de tigres que cualquier otro.
Los esfuerzos de conservación también han contribuido enormemente a esta densidad inusual.
«El Gobierno Real de Bután está comprometido con la protección del tigre. Reconocemos el inmenso valor que esta criatura tiene para nuestros ecosistemas y nuestro país, y queremos hacer todo lo posible para asegurar su supervivencia», dijo Lobzang Dorji, Director del Departamento de Bosques y Servicios de Parques de Bután.
El tigre se beneficia de las estrictas protecciones en Bután, como lo hace en muchos otros países de su área de distribución. A pesar de esto, la caza furtiva sigue siendo una amenaza constante sin importar dónde se encuentren los tigres.
Una de las claves para la supervivencia del tigre es la garantía de que tendrá un hábitat seguro. En este aspecto, Bután se destaca. La Constitución de Bután obliga al gobierno a mantener a perpetuidad al menos 60% de la cobertura forestal nacional, lo que le asegura a la especie un ambiente estable a largo plazo.
Los biólogos de Bután también están trabajando duro. El año pasado, un equipo del Centro Nacional del Tigre atrapó y colocó un collar con radiotransmisor por primera vez a una joven hembra. Los miembros del equipo incluso probaron las trampas en sí mismos para asegurarse de que el ejemplar no se vería afectado por el proceso.
Ahora que son capaces de monitorear la posición de esta hembra, los funcionarios de conservación de Bután están usando los datos para mapear los corredores de vida silvestre y evitar los conflictos entre humanos y tigres.
Pero incluso en este santuario de montaña, el felino no está fuera de peligro. «Asegurar el futuro de los tigres requiere estrategias múltiples», dijo Dorji. «Para un país montañoso como Bután, el cambio climático es una amenaza real para la supervivencia de la especie», añadió.
De acuerdo con las proyecciones, el cambio climático traerá al país asiático monzones más pesados y mayores temperaturas. Estos factores harán que los agricultores emigren a elevaciones más altas para mantener condiciones consistentes para sus cultivos, lo que a su vez puede llevar a una disminución del hábitat de la vida silvestre y a un incremento en los conflictos entre humanos y tigres.
ONU Medio Ambiente está colaborando estrechamente con el Gobierno de Bután y el Centro Mundial del Tigre para contrarrestar estos desafíos a través del Programa Vanishing Treasures (Tesoros que se desvanecen), financiado por el Gobierno de Luxemburgo. El programa ayuda a salvaguardar a especies de montaña emblemáticas en varios países, incluido el tigre de Bengala en Bután.
Matthias Jurek, oficial de programas de ONU Medio Ambiente, dijo: “A través de Vanishing Treasures estamos trabajando para proteger especies icónicas como el tigre de Bengala. Entre otras iniciativas, trabajaremos para mejorar el intercambio de información entre los investigadores del clima y los conservacionistas para que los datos más recientes sobre cambio climático puedan utilizarse para proteger la vida silvestre».
El proyecto también apoyará el desarrollo de infraestructura verde al incorporar hábitats y corredores de vida silvestre en la planificación de infraestructura. Además, trabajará para aumentar la resiliencia de los ecosistemas y la productividad de las tierras agrícolas para evitar los conflictos entre humanos y vida silvestre. Esto ayudará a reducir la huella agrícola y proporcionará mayores ingresos para desalentar la caza furtiva.
Con su próspera población de tigres, Bután se encuentra en el corazón de los esfuerzos mundiales para proteger a una especie famosa. El país asiático albergará la segunda edición de la Cumbre Mundial del Tigre, en 2020, donde tratará de compartir sus lecciones aprendidas. La primera reunión de este tipo, que se celebró en 2010, impulsó compromisos de US$ 330 millones para duplicar el número de tigres salvajes en 2022.
Para Dorji, no se puede subestimar la importancia de proteger a esta especie. “Los tigres son muy importantes para la cultura de Bután y nuestro paisaje. Si perdemos al tigre perdemos una parte de quienes somos”, dijo.
Conoce más del trabajo de ONU Medio Ambiente sobre ecosistemas.
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