El español se medirá a Matteo Berrettini por una plaza en la final del US Open

Si Rafael Nadal dispone de una cualidad distintiva es la capacidad para apagar cualquier intento de rebelión de sus rivales. El momento dulce que atraviesa el español, sin ceder ninguna derrota en la gira americana, se mantuvo intacto también en su duelo de cuartos de final del US Open frente a Diego Schwartzman. A pesar del desparpajo del argentino, que por momento puso contra las cuerdas a su rival, el favorito No. 2 en Nueva York tiró de oficio para llevarse la victoria por 6-4, 7-5, 6-2.

El manacorense aseguró en Flushing Meadows una plaza en las semifinales, una ronda que ha disputado en todos los Grand Slam durante este curso. Por si fuera poco, Nadal ha estado presente entre los cuatro mejores de cada torneo que ha encarado en 2019, salvo en Acapulco (segunda ronda). En los diez restantes, llegó al menos a esta instancia consiguiendo el título Roma, Roland Garros y Canadá, además de una final más en el Abierto de Australia.

Más presencias en SF de Grand Slam
Roger Federer – 45 
Novak Djokovic – 36 
Rafael Nadal – 33 
Jimmy Connors – 31 
Ivan Lendl – 28

El español construyó su victoria ante un rival al que había derrotado las siete ocasiones anteriores en las que se habían cruzado cara a cara. Y este miércoles añadió la octava al FedEx ATP Head2Head. Pero como siempre que lo hicieron en un Grand Slam, el desenlace no fue sencillo para Nadal. El argentino exigió oficio, trabajo y nervio durante las dos horas y 47 minutos que se prolongó el partido. Porque hay días en los que el guion reclama un recurso de emergencia de los que muy pocos jugadores disponen. Un salvavidas para escapar del abismo y aumentar la escala de grises a todo color.

Eso es lo que logró el balear en la primera manga de un partido en el que no había tardado en declarar sus intenciones. En apenas un minuto resolvió su servicio inicial en blanco. Otro juego eterno al resto que se prolongó durante diez minutos con break a favor tras cuatro opciones parecía encarrilarlo de su lado. Mucho más cuando un errático Schwartzman con 9 errores no forzados en los primeros cuatro juegos dejaba a Nadal 4-0 por delante.

El argentino, que tardó prácticamente 25 minutos en aterrizar en la Arthur Ashe, dio un giro inesperado al argumento de la película. Empezó a encadenar un punto tras otro, mientras el cabeza de serie No. 2 no encontraba la vía de escape en un laberinto inesperado que desembocó en otros cuatro juegos consecutivos del bonaerense de 27 años.

La trama empeoró aún más para el español, cuando su rival se adelantó 4-4, 15-40. No le quedó más remedio que aferrarse al único recurso que entonces parecía quedar en su mochila: actitud. Siempre innegociable. Se negó a ceder más ventaja y con más corazón que acierto se agarró al fondo de la pista desde donde fue construyendo su reacción. Un “¡Vamos!” que retumbó en el estadio más grande del mundo sirvió para celebrar el fin de la sequía. Entonces, volvió a sacar su instinto felino para firmar el tercer break a su favor y cerrar el set (6-4). Eso sí, los errores se impusieron a los ganadores (7-13 Nadal; 9-17 Schwartzman).

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