Samba Lahy recuerda la época en que salía a pescar con sus padres frente a la costa de Tampolove, uno de los pueblos pesqueros que salpican la costa suroeste de Madagascar. Cada vez que su familia regresaba del mar, su canoa larga y estrecha se desbordaba de peces. Pero las cosas han cambiado.
Lahy, ahora con una familia propia, ha visto como sus capturas disminuyen. Como otros en Tampolove, ya no puede confiar en la pesca como su principal fuente de ingresos. Su historia se repite en decenas de pueblos pesqueros de todo el mundo.
Hoy, un tercio de las poblaciones de peces del mundo están sobreexplotadas, frente al 10% de mediados de los años setenta. Otro 60% ha sido explotado en su límite máximo sostenible.
La sobrepesca es solo uno de los muchos problemas que afectan los océanos. En los últimos 40 años, el mundo ha perdido la mitad de sus arrecifes de coral, y como resultado de la crisis climática, el aumento de la temperatura y la acidez también amenazan al mundo marino.
A pesar de la creciente conciencia sobre estos desafíos, el progreso para abordarlos ha sido lento. Esto se debe a muchos factores, entre ellos la percepción de que proteger el medio ambiente es costoso y, por lo tanto, obstaculizará el crecimiento y el desarrollo socioeconómicos.
Pero la búsqueda de un medio ambiente saludable es compatible con una economía y un sistema de comercio próspero. El ingenio de los productores como Lahy ofrece inspiración y seguridad en este sentido.
Ante la disminución de las capturas, Lahy y otros miembros de la comunidad comenzaron a experimentar con el cultivo de algas marinas, asistidos por organizaciones no gubernamentales. Pronto este emprendimiento se convirtió en una actividad económica rentable y el pueblo comenzó a vender sus algas marinas en mercados extranjeros, donde las algas se utilizan para producir alimentos, cosméticos, pinturas, adhesivos, tintes y geles.
Iniciativas comerciales como esta pueden crear nuevas oportunidades económicas, particularmente para las mujeres en las comunidades más pobres. También pueden ser más ecológicas que otras actividades acuícolas. Por ejemplo, las algas no necesitan fertilizantes para crecer, solo luz solar, dióxido de carbono y agua. Todos estos factores muestran cómo la prosperidad económica, el comercio y la preservación del medio ambiente pueden, de hecho, reforzarse mutuamente.
En el contexto del Acuerdo de París, la diversificación económica basada en los océanos también puede mejorar las contribuciones determinadas a nivel nacional de los Pequeños Estados Insulares en Desarrollo. Con esta mirada, el comercio puede facilitar la adaptación y la integración de las actividades económicas basadas en los océanos, en lugares donde los mercados internos siguen siendo pequeños y la lejanía es un obstáculo.
En otras áreas de la economía basada en los océanos, la reforma de las políticas comerciales puede desempeñar un papel decisivo para hacer que las actividades económicas sean más sostenibles. El papel de los subsidios a la pesca es un buen ejemplo.
“A pesar de la disminución de las poblaciones de peces está comprobada, la mayoría de estos subsidios promueven aún más la sobrepesca. En cambio, se debe proporcionar apoyo para mejorar la sostenibilidad del sector o promover nuevas actividades económicas sostenibles», dijo Steven Stone, jefe de Recursos y Mercados de ONU Medio Ambiente.
“Actualmente, los países están negociando un nuevo conjunto de reglas comerciales a nivel multilateral que pueden poner fin a estas prácticas nocivas. La conclusión exitosa de estas negociaciones, en la 12ª Conferencia Ministerial de la Organización Mundial del Comercio en 2020, será crucial para avanzar hacia prácticas pesqueras sostenibles», añadió.
La economía azul, el clima y los esfuerzos para eliminar los subsidios pesqueros perjudiciales son temas principales del Tercer Foro de los Océanos, un evento al margen del Foro de Comercio, ODS y Clima de las Naciones Unidas que tiene lugar en septiembre de 2019 en Ginebra.
El Foro de los Océanos es una plataforma global única para evaluar, intercambiar experiencias y presentar mecanismos para alcanzar las metas del Objetivo de Desarrollo Sostenible 14 – Vida submarina- relacionadas al comercio, con la participación de las principales agencias de las Naciones Unidas, organismos regionales, instituciones gubernamentales y organizaciones de la sociedad civil.
El foro de este año es particularmente importante, ya que varias de las metas sobre la salud de los océanos relacionadas con el comercio tienen como fecha límite el año 2020.
Para ayudar a los países a cumplir estos objetivos, la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura y el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente se han unido para desarrollar un Plan de Acción Interagencial sobre océanos sostenibles y comercio. A través de este plan, las agencias están proponiendo un instrumento integral para apoyar a los países a desarrollar una economía azul sostenible.
“Actualmente, esta propuesta es la única oferta integral para ayudar a los países a implementar nuevas normas de la Organización Mundial del Comercio sobre subsidios a la pesca y cumplir con las metas de los Objetivos de Desarrollo Sostenible relacionadas con el comercio y el océano», añadió Stone.