La participación
El Día Internacional de la Democracia es una oportunidad para recordar que la democracia se ha de centrar en las personas. La democracia se basa en la inclusión, la igualdad de trato y la participación, y es un elemento fundamental para la paz, el desarrollo sostenible y los derechos humanos. La Declaración Universal de Derechos Humanos, que establece que «La voluntad del pueblo es la base de la autoridad del poder público» (artículo 21.3), ha inspirado la creación de constituciones en todo el mundo y ha contribuido a la aceptación global de los valores y principios democráticos. La democracia, a su vez, proporciona el entorno natural para la protección y la realización efectiva de los derechos humanos.
La verdadera democracia es una calle de doble sentido, que se construye sobre un diálogo constante entre la sociedad civil y la clase política. Este diálogo debe tener una influencia real en las decisiones políticas. Por este motivo, la participación política, el espacio cívico y el diálogo social constituyen los cimientos de la buena gobernanza. Esto se hace aún más evidente con el impacto de la globalización y el progreso tecnológico. Aun así, en la actualidad, el espacio cívico se está reduciendo en todo el mundo a un ritmo alarmante. Los activistas de la sociedad civil tienen cada vez más dificultades para operar. Los defensores de los derechos humanos y los parlamentarios están bajo ataque. Las mujeres siguen estando muy poco representadas. Los periodistas ven como su trabajo sufre intervenciones y, en algunos casos, incluso son víctimas de actos violentos.
Este Día es un buen momento para instar a todos los gobiernos a respetar el derecho de sus ciudadanos a una participación activa, sustantiva y significativa en la democracia.
La Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible aborda la democracia en el Objetivo 16 y reconoce los vínculos indivisibles entre las sociedades pacíficas y las instituciones eficaces, responsables e inclusivas.