- Ronald de Boer habla del resurgir de los Países Bajos
- También elogia a Catar, una nación que conoce bien
- «Tenemos una de las mejores academias de fútbol del mundo»
En el fútbol no abundan ni la paciencia ni la perspectiva. Cuando los equipos no rinden como debieran, todo son prisas para detectar las deficiencias y repartir culpas. A veces, sin embargo, la reacción más inteligente (y la más valiente) consiste en hacer oídos sordos a quienes claman por la introducción de cambios inmediatos.
Según Ronald de Boer, todo esto se debe aplicar sobre todo al fútbol internacional, donde los ciclos generacionales hacen inevitable que el rendimiento de los equipos fluctúen, y considera que la selección de los Países Bajos es un ejemplo perfecto de esta realidad.
Ahora mismo, los holandeses cuentan con una de las selecciones más fascinantes del mundo. El año pasado se impuso a Francia, Inglaterra y Alemania (en dos ocasiones), y registró un promedio de tres goles por partido en estos cuatro choques de titanes.
Este resurgimiento resulta más notable si cabe pues se produce tras dos fracasos consecutivos, las fases de clasificación para la última Copa Mundial y la última Euro, durante las que perdió en casa y a domicilio contra equipos como Islandia o la República Checa.
En este periodo se produjeron tres cambios de seleccionador, pero los holandeses descartaron abandonar su famoso sistema de producción de talentos y la tentación de imitar a otros.
“Cundió el pánico cuando la selección nacional empezó a tener problemas. Se decía que no estábamos bien y que debíamos copiar a Alemania para la formación de nuestros jóvenes”, explica De Boer a FIFA.com.
“Nunca dimos crédito a nada de esto. Ya lo dije en su día: en mi opinión, tenemos una de las mejores academias de fútbol del mundo. Por suerte, no cambiamos nada de nuestra estructura y ahora empezamos a ver los resultados”.
“Ya dije cuando las cosas no nos iban tan bien: que regresaríamos muy pronto y a lo grande, con un equipo capaz de competir de nuevo contra los mejores. Veía perfectamente el enorme talento que estaba subiendo a la absoluta desde las categorías inferiores”.
«A veces solo hay que tener paciencia. Si uno se fija en la historia, siempre ha habido generaciones exitosas de futbolistas holandeses y, entre ellas, rachas en las que no nos ha ido tan bien. No se puede esperar que un país pequeño como el nuestro produzca un equipo grande tras otro, repleto de jugadores de primera categoría en todas las demarcaciones. Estas cosas van y vienen”.
En la actualidad, nadie duda de que estamos presenciando el surgimiento de otra generación especial de futbolistas holandeses. La gran pregunta ahora es si esta quinta de 2019 resistirá las comparaciones con las históricas de 1988, 1998 y la década de 1970.
De Boer está convencido de que el equipo de Ronald Koeman podría llegar un poco más lejos que los combinados de Cruyff, Van Basten y Bergkamp.
“En mi opinión, esta selección puede convertirse, sin duda alguna, en una de las grandes aspirantes al título mundial en 2022”, asegura el hombre que disputó 67 partidos con la Oranje. “Todo el mundo conoce a De Ligt, De Jong y demás muchachos del Ajax, pero también están surgiendo talentos increíbles del AZ, del PSV y del Feyenoord. Luego tenemos a gente como Virgil Van Dijk, que no deja de mejorar día a día”.
“Además, el combinado ha logrado un buen equilibrio. En una selección nacional hay que buscar que la distribución de buenos jugadores sea la correcta y no tener cinco buenos delanteros a la vez, por ejemplo. Y nosotros hemos conseguido esa mezcla perfecta con De Ligt, De Jong, [Georginio] Wijnaldum, Memphis [Depay] y Van Dijk, quienes están haciendo un gran trabajo en diferentes posiciones”.
De Boer tiene otras razones para esperar con gran expectación el Mundial de 2022. Una de las principales es su conocimiento del país anfitrión y el cariño que siente por él, pues colgó las botas en Catar y después estuvo un tiempo entrenando allí.
“He vivido siete años en Catar. Allí he jugado con gente de la talla de Pep [Guardiola], [Gabriel] Batistuta o Frank Leboeuf, y solo puedo decir cosas buenas”, explica. “Para mí, lo más importante es que el país es muy compacto. Los aficionados podrán ver dos partidos en un solo día pero, sobre todo, tendrán la absoluta sensación de que realmente se está celebrando un Mundial”.
“En países más grandes, la competición y los aficionados están más diseminados. Sin embargo, en Catar, el certamen lo llenará todo. Habrá aficionados por todas partes, y respirarás el ambiente del Mundial vaya donde vayas”.
“Todo esto será muy positivo; además de que es fantástico que la competición se lleve a una nueva cultura. Los aficionados que vayan al país vivirán una experiencia fantástica y totalmente nueva. Además verán lo simpáticos y hospitalarios que son los cataríes. Estoy completamente convencido de que vamos a disfrutar de un Mundial maravilloso”.