Un millón de especies de plantas y animales están en peligro de extinción como consecuencia del cambio climático lo que hace que la Humanidad afronte un «futuro oscuro», según la bióloga argentina Sandra Myrna Díaz, que hoy recibe el Premio Princesa de Asturias de Investigación Científica y Técnica 2019.
Díaz comparte el premio con la bióloga estadounidense Joanne Chory, por sus estudios sobre cómo pueden ayudar las plantas a combatir la crisis climática, la de biodiversidad y sus efectos. Ambas recibirán el galardón el viernes en el Teatro Campoamor de Oviedo de manos del rey Felipe.
Premio Princesa de Asturias de Investigación Científica y Técnica
La botanista y genetista estadounidense Joanne Chory (d) y la bióloga argentina Sandra Myrna Díaz (i). EFE/Alberto Morante
Las dos botánicas están desde ayer en Oviedo, donde este martes han mantenido un encuentro con decenas de escolares y han ofrecido una conferencia de prensa en la que han hablado de las líneas de investigación que, por separado, mantienen desde hace años en torno al calentamiento global y la defensa de la biodiversidad.
Un millón de especies en peligro
“Hay un millón de especies en peligro y está en nuestras manos decidir si se van a extinguir o no”, ha afirmado la botánica argentina que, al igual que su colega estadounidense ha animado a que todos colaboren para dar la vuelta a una situación en la que, según ha alertado Chory, “incluso las bacterias pierden biodiversidad”.
Para la también directora del laboratorio de biología vegetal celular y molecular del Insituto Salk, “es un reto enorme” cambiar el sistema de producción de energía por otro menos contaminante y la forma de alimentar a los 11.000 millones de personas que habitarán la Tierra a fin de siglo, así como la creación de empleos cuando las máquinas y la inteligencia artificial ganan terreno.“Tenemos que obtener energía y alimentos de otro modo y eso puede generar muchos puestos de trabajo”, ha remarcado Díaz, (Bell Ville, 1961) un referente internacional en ecología y botánicaque se ha centrado en analizar el papel de la biodiversidad para contrarrestar el cambio climático global mediante el secuestro de carbono atmosférico.
Díaz, quien ha participado en la Plataforma Intergubernamental de Biodiversidad y Servicios Ecosistémicos (IPBES), ha participado además en el desarrollo de una herramienta metodológica para cuantificar los efectos y beneficios de la biodiversidad de las plantas y la ecología vegetal de los ecosistemas y su aprovechamiento humano en forma de combustible, materiales, medicinas, tintes o alimentación.
Cambio climático, biodiversidad y bienestar justo
Las biólogas Joanne Chory (d), estadounidense, y Sandra Myrna Díaz (i), argentina, galardonadas con el Premio Princesa de Asturias de Investigación Científica y Técnica, hablan con la prensa sobre sus investigaciones en torno al impacto de la crisis climática. EFE/ José Luis Cereijido.
En su opinión, hay que dejar de pensar que el cambio climático, la biodiversidad o el bienestar justo son retos independientes porque los tres son producto del mismo modelo y deben ser atacados de forma conjunta para poder reconectarnos con el mundo natural y poder salvar el estivo de vida que nos gusta.
Chory (Methuen, EE.UU, 1955), que lidera un proyecto de investigación de lucha contra el calentamiento global que busca crear plantas capaces de absorber veinte veces más de CO2, ha alertado que es preciso actuar ya porque el cambio climático se está produciendo tres veces más rápido de lo que se esperaba.A su juicio, en una década puede alcanzarse el punto de no retorno y, sino se hace nada para evitar que la temperatura siga subiendo, se producirá un “catástrofe enorme” que no solo afectará a las plantas sino a todo el mundo vivo.
Colonización de espacios
De hecho, muchas especies de plantas ya han empezado a emigrar hacia el norte desde los trópicos, con lo que desplazarán a otras de los territorios que están colonizando lo que afectará a su vez a la alimentación de la fauna autóctona, un proceso que se está llevando a cabo de forma muy rápida y que limita las posibilidades de adaptación.
Su homóloga, investigadora del Instituto de Biología Vegetal de la Universidad de Córdoba (Argentina), ha advertido también de que, científicamente, el cambio climático “es innegable” y que solo intereses económicos y políticos están detrás de los negacionistas que, en cualquier caso, cada vez son menos “porque el peso de la evidencia es demasiado grande”.
A ello está contribuyendo también el papel de los más jóvenes y de activistas como la sueca Greta Thunberg que, según la científica argentina, es la cara visible de un enorme movimiento de abajo a arriba que hace cuatro años era inimaginable y que, para su colega estadounidense, fomenta un activismo entre los jóvenes que es muy necesario para reducir las emisiones.
“Empujamos el mismo carro”, ha señalado Díaz al referirse al trabajo de Chory que, al igual que la primera, ha dicho sentirse muy agradecida por recibir un premio como el Princesa de Asturias, con el que se dará más visibilidad a la necesidad de afrontar cambios globales. EFEverde