Casi 5000 personas atravesaron el cruce entre Colombia y Panamá entre agosto y noviembre de 2019, uno de los trayectos más peligrosos y difíciles en el tránsito hacia Norteamérica. UNICEF reporta que en su mayoría se trata de familias haitianas con hijos de nacionalidad brasileña y chilena.

El número de niños, niñas y adolescentes migrantes que cruzan el Darién, una de las selvas más peligrosas del mundo, se multiplicó por seis en 2019 en comparación con el año anterior, asegura un informe del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia UNICEF.

La Selva del Darién, ubicada en la Frontera entre Colombia y Panamá, es descrita por la población migrante como el trayecto más peligroso y difícil en el tránsito hacia Norteamérica. De acuerdo con el informe, de agosto a noviembre de 2019 ingresaron por dicha ruta 4787 personas de 44 nacionalidades, un promedio mensual de más de 1000 personas, pero menos que el mes de julio, cuando ingresaron unas 3970 personas.

Unos 1078 de los migrantes sobrevivientes al cruce del Darién (entre agosto y noviembre) son niños, niñas y adolescentes, la mitad son menores de cinco años. UNICEF reporta que en el mismo período se reportó el ingreso de 137 mujeres en avanzado estado de gestación.

En 2017, solo el 1% de los migrantes era menor de 18 años, para el 2018 se elevó al 5% y para 2019 alcanza el 15,8%. UNICEF proyecta para 2020 un incremento sostenido de la población infantil y adolescente que ingresa por flujo migratorio a través del Darién, sobre todo familias haitianas con hijos e hijas con nacionalidad chilena y brasileña.

Un viaje peligroso

Según UNICEF, al llegar a la Estación de Recepción Migratoria de Peñitas, en Panamá, los niños presentan síntomas como diarrea, vómito, fiebre, tos, dolor de cabeza y enfermedades de piel. Las mujeres gestantes tienen riesgo de aborto e infecciones.

Desde agosto, la atención básica en salud y vacunación es brindada cinco días a la semana por el Ministerio de Salud y con apoyo de la Organización Panamericana de la Salud.

Unos 50 niños no acompañados o separados de sus familias en el viaje fueron identificados por el Servicio Nacional de Fronteras del país. La ausencia de documentos de identidad, presunción de fallecimiento de los familiares en la selva, la barrera de idioma en el caso de los haitianos y la diversidad de edades -que fluctúan desde 6 meses a 17 años, están entre los principales retos que enfrentan las autoridades para asistir a esta población.

Hasta hace poco, la mayoría de los migrantes que se atrevían a realizar a pie la peligrosa ruta del Darién eran hombres que se dirigían a México, Estados Unidos o Canadá. Ahora, cada vez hay más familias con niños y mujeres que huyen de la pobreza y los conflictos.

Foto de archivo: UNICEF/Roger LeMoyneNiños haitianos. 

Necesidades de los migrantes

El Estado panameño en respuesta al incremento sostenido en mitad de año de la cantidad de migrantes, había avanzado en la construcción de un campamento temporal con capacidad estimada para 10.000 personas. Sin embargo, con el tránsito al nuevo Gobierno se determinó pausar la iniciativa, lo que ha causado el deterioro de las estructuras de alojamiento e higiene. Actualmente el campamento Lajas Blancas está deshabilitado y sin fecha estimada para su apertura, informó UNICEF.

UNICEF con sus socios instaló una planta de potabilización de agua para servir a población migrante en la Estación de Peñitas, y ha reactivado la red de distribución de agua que brinda servicio a la población local, pero las necesidades continúan.

EL Fondo asegura que, por ejemplo, se necesita una mayor presencia civil y humanitaria en la comunidad indígena de Bajo Chiquito, donde la población permanece varios días antes de llegar por el río a Peñitas. Las Estaciones Migratorias de Darién y Chiriquí, también necesitan garantizar la sostenibilidad de sus servicios de salud y apoyo psicosocial.

Además, se ha identificado la necesidad de avanzar en mecanismos de coordinación operativa binacional entre Colombia y Panamá que permitan la emisión de alertas y preparar la respuesta humanitaria ante el riesgo de aumento súbito, con énfasis en niños, niñas, adolescentes y mujeres gestantes migrantes. En la misma línea, se requiere crear mecanismos para el envío de los casos que requieran servicios especiales de protección y salud a Costa Rica, en el marco del flujo controlado.

UNICEF asegura que, mediante el monitoreo en el terreno, se seguirá analizando la evidencia sobre las causas de la movilidad humana que generaron el incremento de flujos de niños y adolescentes durante el año 2019.