Con el paso del tiempo y el avance de la cultura moderna, hemos olvidado que no hay mejor guía para vivir que la naturaleza. El mundo natural siempre debería tener un papel protagónico en nuestra vida, tal como afirmaban las enseñanzas de Alan Watts.
Observarnos como parte del mundo y la naturaleza nos ayuda a comprender el todo, a no sentirnos como extraños en esta inmensa complejidad que nos rodea. Sin embargo, pocas veces somos capaces de valorar el sentido de la naturaleza en la vida. Damos por sentado que los espacios naturales estarán ahí siempre (ojalá que así sea), sin apreciar la conexión que tenemos con ellos.
De acuerdo con un estudio desarrollado por la Universidad de Michigan, la naturaleza nos brinda más beneficios de los que puede darnos un momento de paz en el hogar. El estudio analizó los efectos que un paseo de 50 minutos en un parque versus un paseo en medio de la ciudad tienen en la mente.
Los resultados indicaron que aquellas personas que dieron un paseo por el parque, restauraron en mayor medida sus habilidades cognitivas que las que lo hicieron en la ciudad. A pesar de que un momento de relajación en casa también ayuda con los niveles cognitivos, no tiene el mismo efecto que interactuar con la naturaleza.
Esto indica que idealmente el ser humano debe estar cerca de espacios verdes. La naturaleza es por completo una necesidad, no una amenidad. Si el tiempo en casa fuera lo suficientemente beneficioso para el humano, estamos seguros de que durante un largo encierro nadie sufriría de estrés o ansiedad.
Dosis de naturaleza para la mente
Quizás ahora que estás en medio de un aislamiento obligatorio, te das cuenta de lo necesaria que es la naturaleza para tu cuerpo y mente. Esto podría animarte a tomar más paseos en bicicleta, caminar por el bosque o recorrer algunas montañas.
Ojalá que el tiempo en casa sea un impulso para disfrutar más el exterior, para valorar nuestros entornos naturales y sus estímulos con el objetivo de que nuestra demanda de recursos naturales se transforme hacia una visión más interna y no depredadora.
Tomemos nuestra experiencia en casa como una oportunidad para reflexionar y salir al mundo con una nueva apreciación de los espacios verdes: los parques, el campo, los bosques y todo aquello que nos permita practicar nuestra resiliencia natural.
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