El 55% de la población mundial está densamente concentrada en las ciudades. No es de extrañar que éstas sean las zonas más afectadas por la COVID-19, donde han ocurrido alrededor de 90% de todos los casos reportados.
Pero las ciudades también son los lugares donde se puede ganar la batalla por una recuperación verde de la COVID-19, lo cual será esencial para reducir los futuros riesgos de pandemia y combatir la crisis climática.
Las urbes son la cuna de ideas innovadoras y donde se están creando técnicas para mitigar el cambio climático, la contaminación, el uso de los recursos y la pérdida de biodiversidad. Antes de la COVID-19, muchas ciudades ya habían adoptado la agricultura urbana, la movilidad eléctrica, el transporte no motorizado, y estaban explorando edificios de cero emisiones, energía distrital, sistemas descentralizados de energía renovable, soluciones basadas en la naturaleza y proyectos de renovación.
Los billones de dólares que probablemente se inviertan en los paquetes de recuperación pos-COVID-19 pueden acelerar tales desarrollos.
“Al responder ante la pandemia y trabajar por la recuperación, volvemos los ojos hacia nuestras ciudades y vemos en ellas centros de comunidad, innovación humana e ingenio», dijo el Secretario General de la ONU, António Guterres.
“Ahora tenemos la oportunidad de recuperarnos y mejorar, construyendo ciudades más resilientes, inclusivas y sostenibles”, indicó Guterres.
Economías más resilientes
La recuperación pos-COVID-19 brinda una oportunidad de construir economías preparadas para el futuro: que las ciudades limpien su aire, reverdezcan sus espacios abiertos y adopten soluciones que ayuden a descarbonizar y reducir el uso de recursos, mientras se crean nuevos empleos.
El diseño urbano que ayude a crear ciudades estratégicamente densas, que conecten la planificación de vivienda, transporte y energía, y que aprovechen las soluciones basadas en la naturaleza, serán fundamentales.
El Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) aboga por un enfoque integrado que conecte la naturaleza, el clima y el uso de las tierras urbanas. El PNUMA es la agencia ejecutora del Programa de Impacto de Ciudades Sostenibles, la plataforma de desarrollo urbano sostenible del Fondo para el Medio Ambiente Mundial (GEF).
A través de este proyecto, el PNUMA, junto con C40 Cities, el Instituto de Recursos Mundiales e ICLEI-Gobiernos Locales por la Sustentabilidad, trabajará con una variedad de ciudades para impulsar enfoques integrados que también incluyan soluciones basadas en la naturaleza.
El PNUMA también está trabajando con ICLEI, a través de su Centro de Biodiversidad de Ciudades, para apoyar una gobernanza en diferentes niveles que permita que las personas y la naturaleza vivan en armonía dentro y alrededor de nuestras ciudades.
“Debemos trabajar por una recuperación económica verde, resiliente e inclusiva”, dijo Guterres.
“Centrándose en una gran transformación ecológica y en la creación de empleo, las medidas de estímulo pueden conducir el crecimiento hacia una senda resiliente de bajas emisiones de carbono y promover los Objetivos de Desarrollo Sostenible”, añadió el Secretario General de la ONU.
Cambio climático: la otra amenaza
La necesidad de tal acción es urgente. La COVID-19 puede ser actualmente el centro de atención, pero la crisis climática continúa.
Las ciudades costeras ya están sufriendo inundaciones devastadoras, erosión costera, aumento del nivel del mar y fenómenos meteorológicos extremos relacionados con el cambio climático.
Las ciudades también sufren temperaturas más altas que las áreas no urbanas. Hoy, alrededor de 200 millones de personas en más de 350 urbes viven con temperaturas de verano de más de 35°C. Todos estos factores plantean serias amenazas para la salud y los medios de vida de las personas, y para nuestras economías en general.
Las ciudades son vulnerables al cambio climático y también son la fuente de 75% de las emisiones mundiales de dióxido de carbono. Esto significa que la llave para una transición descarbonizada está en manos de los alcaldes y concejales.
Más de 70 grandes ciudades, que representan 425 millones de personas, se han comprometido con la neutralidad de carbono para 2050. Este es un comienzo. 227 urbes producen anualmente más de 10 millones de toneladas de dióxido de carbono. A nivel global necesitamos que los compromisos de reducción de emisiones se quintupliquen para limitar el aumento de temperatura a 1,5 ° C.
El éxito es posible. Las ciudades tienen una larga tradición de reinventarse, sobre todo en respuesta a pandemias anteriores que trajeron consigo la introducción de sistemas de alcantarillado y regulaciones a los parques públicos y las viviendas para mejorar el saneamiento y reducir el hacinamiento.
Conectando la naturaleza, el clima y el uso del suelo
El Parque Centenario de la Universidad Chulalongkorn, en Bangkok, es un ejemplo perfecto de estrategias basadas en la naturaleza para hacer frente a desafíos de salud, resiliencia urbana y clima. El diseño innovador del parque reduce el riesgo de inundación al absorber y almacenar agua, que luego se utiliza para el riego en la estación seca.
Medellín, en Colombia, ha adoptado soluciones de enfriamiento basadas en la naturaleza a través de su proyecto «Corredores Verdes», con el cual se transformaron 18 calles y 12 vías fluviales en exuberantes y verdes paraísos de sombra fresca. El proyecto ha reducido la temperatura de Medellín entre 2-3 °C, al tiempo que mejora la calidad del aire y protege la biodiversidad.
Las ciudades y las naciones trabajan cada vez más unidas en la recuperación socioeconómica a través de la gobernanza multinivel en la toma de decisiones. Ministros y alcaldes se reunieron recientemente para acelerar la acción climática en un evento organizado por el PNUMA, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, ONU-Hábitat, el Pacto Mundial de Alcaldes, ICLEI y Ciudades y Gobiernos Locales Unidos (CGLU).
Más de 300 participantes, incluidos ministros de Italia, Indonesia, Costa de Marfil, Etiopía, Sudáfrica y Chile, y más de 25 alcaldes y gobernadores discutieron sobre su coordinación en materia de cambio climático, particularmente en sectores clave como edificios, transporte, agricultura y gestión de residuos.
Los paquetes de estímulo pos-COVID-19 podrían apoyar la transición de las ciudades a la descarbonización. La inversión urbana puede promover ciudades compactas, integradas y de uso mixto que reducen la distancia entre los lugares de trabajo y los de residencia. La regeneración de espacios verdes, repensar la movilidad urbana, promover el transporte público y no motorizado e invertir en la modernización de edificios para reducir las desigualdades ayudará a mejorar el bienestar y crear más empleos.
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