Contaminación: una realidad cada día más agobiante

Ha costado muchas vidas de todo tipo, concienciar a la gente de lo necesario que es dejar de contaminar; pero no es suficiente, aún queda por delante un largo camino, puesto que los seres humanos somos animales de costumbres y aunque estas sean malas y lo sepamos, nos resistimos a dar giros radicales a nuestras vidas.

La polución que generan los gases y los detritus de todo tipo, que se producen al quemar combustibles de origen fósil con el finde mover diferentes tipos de vehículos es buena prueba de que el ser humanos es reacio al cambio. A ello se le suman las grandes fortunas que están detrás de las explotaciones petrolíferas, que hacen todo lo posible por dar continuidad a su negocio.Movilidad eléctrica: la única respuesta para un transporte sostenible

Todos sabemos que el petróleo se va a terminar, pero parece que estuviésemos esperando a que nos digan: mañana se acabará la última gota, para buscar alternativas, que además de ser la solución a la movilidad, en lo posible dejen de ser la fuente principal de polución del medio ambiente.

A día de hoy la contaminación es una de las principales causas de enfermedades y muerte de millones de personas en todo el mundo. Pero también afecta a los animales y plantas, que sufren modificaciones genéticas y mutaciones degenerativas, se intoxican y enferman o simplemente, mueren envenenados.

¿Qué pasó durante el confinamiento por COVID-19?

Resultó muy significativo, que durante el gran confinamiento que se produjo en la primera mitad del año en casi todo el mundo, se pudo comprobar que la afirmación de los científicos de que es factible que el medio ambiente recupere la salud y que el problema somos los humanos, era completamente cierta.

Los cielos sempiternamente grises de las grandes metrópolis se despejaron y ante el asombro de sus habitantes se tornaron límpidos y de un vívido color azul. En ciertos lugares, se volvieron a ver las estrellas durante la noche, algo que hacía muchos años que no ocurría, por culpa del smog y la contaminación lumínica.

Con la ausencia de personas en las calles los animales perdieron el temor y se aventuraron a explorar sitios que les estaban vedados, pero que supieron ser el hábitat natural de sus antepasados. Surgieron plantas en sitios impensables, como en medio de las aceras o de los caminos y el verde de la vegetación se tornó más brillante por la ausencia de polución aérea.

¿Qué podemos aprender de esta experiencia?

Lo primero que se debería hacer es que todos los políticos del mundo dejasen de ser consecuentes con las empresas que apoyan sus campañas electorales y reconocieran públicamente, que la contaminación antropogénica es una realidad y que es uno de los elementos que está acelerando de forma desmesurada, el cambio climático y el calentamiento global.

Una vez aclaradas las responsabilidades y si pretendemos que la humanidad tenga un futuro viable, es necesario ponerse a trabajar coordinadamente, para informar, concientizar y educar a toda la población mundial, de la necesidad de adoptar medidas drásticas encaminadas a recuperar y preservar el medio ambiente.

¿Por qué es tan vital el apoyo a la movilidad eléctrica?

La contaminación que genera el transporte de personas y mercaderías, ya sea por vía terrestre (coches, camiones, buses o trenes), aérea o marítima constituye una de las mayores fuentes de polución para el medio ambiente, puesto que no solo se generan gases venenosos, sino que las partículas, detritus, vertidos, etc. son tóxicos para los suelos y las aguas.

La movilidad electica debe ser una de las formas que lleven a la humanidad a adoptar una nueva vida de carácter sostenible que, junto a otras como el consumo responsable de todo tipo de recursos y productos y la aplicación de medidas integrales de economía circular, ayude a detener y en lo posible a revertir el daño ocasionado.

El cambio debe ser integral para ser sostenible

Esta es una de las premisas sobre las que deberían pivotar todos los planes tendientes a renovar el transporte. Si el objetivo es la sostenibilidad, es decir seguir trasladando personas y mercaderías por un largo tiempo sin dañar al medio ambiente, no se puede cambiar solo algunas partes de la enorme maquinaria que constituyen la movilidad.

Si los vehículos de todo tipo se moviesen únicamente con electricidad, la mayor parte de la contaminación medio ambiental desaparecería, siempre y cuando la electricidad proviniese de fuentes de energía renovable, puesto que, si se emplean centrales que queman combustibles fósiles, la generación de smog será responsabilidad indirecta de estos mismos vehículos, por más eléctricos que sean.

Para que la movilidad eléctrica pues resultar eficaz es necesaria una modificación de las normativas de transporte, una nueva e innovadora señalización de las vías de circulación, brindar una educación específica orientada a conductores y peatones, instalar electrolineras y puntos de recarga y un largo etc.

Además, si no se subvenciona la adquisición de vehículos eléctricos, será prácticamente imposible que estos logren imponerse. Mientras los coches contaminantes sean más baratos y las ayudas para cambiar a eléctricos sean casi una filfa, estos vehículos solo estarán al alcance de unos pocos y su incidencia seguirá siendo muy positiva, pero mínima.

ecoticias.com