La Amazonía brasileña perdió en octubre 836,23 kilómetros cuadrados de cobertura vegetal, un área en un 50,6 % superior a la del mismo período de 2019 (555,26 kilómetros cuadrados) y la mayor para este mes en los últimos seis años, informaron este viernes fuentes oficiales.
La deforestación en la mayor selva tropical del mundo el mes pasado fue la mayor para un octubre desde que el indicador comenzó a ser medido en 2015, informó el estatal Instituto Nacional de Pesquisas Espaciales (INPE), que calcula el área devastada con la ayuda de imágenes de satélite.
Hasta ahora el peor octubre era el de 2016, cuando el considerado mayor pulmón vegetal del mundo perdió 750 kilómetros cuadrados de vegetación, un área un 11,4 % inferior a la devastada el mes pasado.
Alertas de deforestación
Las cifras se refieren a las llamadas “alertas de deforestación”, que advierten sobre posibles focos de tala ilegal y permiten a los organismos medioambientales reforzar la fiscalización en esas zonas, pero no revelan en toda su extensión la pérdida de vegetación, según el INPE, organismo vinculado al Ministerio de Ciencia y Tecnología.
Los números son revisados anualmente mediante otro sistema de medición, que usa imágenes de satélite con mayor resolución y cuyos resultados deben ser divulgados en las próximas semanas.
De acuerdo con el INPE, la deforestación acumulada en los diez primeros meses de 2020 llegó a 7.899 kilómetros cuadrados, con una caída del 6 % frente al período entre enero y octubre de 2019 (8.425 kilómetros cuadrados).
Sin embargo, se trata de la segunda mayor área devastada en diez meses tras la de 2019 y por delante de la de 2016 (5.648 kilómetros cuadrados).
Aumento de la deforestación
Según un comunicado de la organización ecologista Greenpeace, el fuerte aumento de la deforestación en la Amazonía es resultado de las omisiones en política ambiental del Gobierno de Jair Bolsonaro, el líder ultraderechista que asumió la Presidencia de Brasil en enero de 2019.
El capitán de la reserva del Ejército, que las organizaciones ambientalistas califican como un “negacionista” de la gravedad del deterioro ambiental, ha reducido la fiscalización en la Amazonía, desmontado los órganos responsables por su preservación e impulsado una política que prevé la explotación comercial del considerado mayor pulmón vegetal del mundo.
Greenpeace recordó que los incendios en la Amazonía alcanzaron niveles históricos en los dos primeros años de gestión de Bolsonaro.
Incendios fuera de control
“No es solo la deforestación que está fuera de control. En octubre fueron registrados 17.326 focos de calor en la Amazonía, un número en un 120 % superior al del mismo mes de 2019. Los incendios y la deforestación son dos caras de la misma moneda: lo que está ocurriendo es reflejo de la falta de política ambiental en el país”, afirmó Rómulo Batista, vocero de Greenpeace para la Amazonía.
El aumento de la deforestación en octubre se produjo tras tres meses seguidos de reducción. Tan solo en septiembre la caída fue del 33,7 %, desde 1.454 kilómetros cuadrados en 2019 hasta 964 kilómetros cuadrados en 2020.
La divulgación de que la deforestación creció en octubre se produce en momentos en que el vicepresidente de Brasil, el general de la reserva Hamilton Mourao, lidera un viaje por la región con una decena de embajadores extranjeros con la intención de convencerles de que la degradación y los incendios están controlados.
Compromiso ambiental
Los embajadores de Alemania, Canadá, Colombia, España, Francia, Perú, Reino Unido, Portugal, Suecia y Sudáfrica, así como el de la Unión Europea, visitarán hasta el jueves de la próxima semana diferentes áreas de la Amazonía.
“El gran objetivo de este viaje es mostrar que Brasil no tiene nada que esconder y está abierto a un diálogo para demostrarle a la comunidad internacional su compromiso” con el medioambiente, declaró Mourao en la rueda de prensa que concedió al inicio de la visita.
Asimismo, según un estudio divulgado este viernes por el Observatorio del Clima, una coalición que reúne 56 organizaciones ambientalistas, las emisiones brasileñas de gases contaminantes alcanzaron en 2019 su mayor nivel en once años, impulsadas principalmente por la deforestación de la Amazonía. EFEverde