A sus 94 años, Attenborough sigue en plena forma. Esta nueva exhibición del mundo, que nos lleva a descubrir cómo la naturaleza funciona como un reloj suizo, supone la culminación de un trabajo de muchos años y que terminó con el naturalista narrando los pasajes de la historia con un micrófono, en la cocina de su casa y con un equipo de sonido que grababa todo desde el jardín.

“Durante la pandemia no podíamos viajar a Bristol a registrar la narración. Así que lo que ideamos fue que, como tengo un jardín grande y la cocina da ahí, con grandes cristaleras, podríamos tirar un cable por una pequeña ventana. Un equipo de sonido iría hasta el jardín y montarían los aparatos necesarios para grabar lo que yo transmitía con mi micrófono y mi ordenador”, explicó Attenborough en una charla virtual con varios medios, entre ellos Efe.

“Cuando me equivocaba, me corregían desde Bristol”, recuerda Attenborough, cuya voz sirve para relatar lo que define como un viaje a las entrañas de este mundo y a sus increíbles mecanismos para que, de un forma u otra, todo salga adelante.

“La novedad de este documental es que hay muchas secuencias que nunca habían podido ser grabadas así, porque no había drones. Desde que empecé en esto cada año encontramos algo nuevo que descubrir. ¿Hasta cuándo seguiremos encontrando cosas nuevas? No tengo ni idea”.

Uso  de Drones 

El uso de estos aparatos ha permitido a los documentalistas grabar espectaculares paisajes como los miles de flamencos apostados en un lago del África subsahariana, el descenso a los infiernos en un volcán de una iguana para plantar sus huevos o a los osos de la remota península de Kamchatka, en Rusia.

“La secuencia de los flamencos es una de las más impresionantes que he visto en mi vida. No debería decir que es lo mejor de toda la serie, porque sale en el primer episodio y quiero que la veáis entera”, comentó entre risas Attenborough.

La serie, producida por la BBC y formada por cinco capítulos, cada uno de ellos basado en las fuerzas motoras de la naturaleza -volcanes, océanos, tiempo atmosférico, el sol y, cómo no, la humanidad-, llega en el momento exacto, según Attenborough, con los viajes restringidos por la pandemia y con la invitación a descubrir algunas facetas de la naturaleza que nos rodean y de las que no siempre somos conscientes.

“Todo el mundo sabe que estamos en un punto crucial y por eso es necesaria una serie como esta. Para que la gente entienda qué es lo que está pasando y por qué. Lo primero que hay que hacer para encontrar una solución es reconocer el problema y eso es lo que se intenta en esta serie”,apuntó el naturalista, que, además, no ha tenido tiempo para aburrirse durante la cuarentena en el Reino Unido.

“Estoy muy mayor y no he podido salir. Mi hija vino para ayudarme con la casa, pero lo cierto es que he estado muy ocupado. Ordenando mi biblioteca, etiquetando las especies que he recolectado a lo largo de los años… No me he aburrido, personalmente no he sufrido mucho estos meses, pero entiendo que la gente que ha estado sola lo haya pasado mal”. EFEverde