Una investigación ha detectado que la crisis climática está provocando que las especies no se encuentren actualmente sincronizadas con las señales de su entorno y que se produzca una pérdida de sincronización entre eventos periódicos como la floración de las plantas, la migración de las aves o la eclosión de los insectos.
El estudio, liderado por la Universidad de Oviedo y en el que también han colaborado la Universidad de Helsinki y la Swedish University of Agricultural Sciences, aborda esos eventos periódicos que se observan en la naturaleza y que se conocen como fenología, ha informado este miércoles la institución académica asturiana.
El trabajo, publicado en las revistas Nature Climate Change y Proceedings of the National Academy of Sciences of America, apunta que, para que las plantas florezcan cuando sus polinizadores están cerca o para que las aves se reproduzcan cuando hay comida para sus polluelos estas especies deben seguir las señales de su entorno.
Crisis climática
Los investigadores han recogido meticulosamente observaciones de cientos de eventos fenológicos durante décadas en más de 150 áreas protegidas en toda la región de la ex Unión Soviética, lo que ha abierto una oportunidad sin precedentes para explorar las respuestas al cambio climático en un área enorme y en una escala de tiempo muy larga.
Los resultados evidencian grandes diferencias locales en la forma en que las especies responden a las variaciones de un año a otro.
“Tenemos información sobre eventos fenológicos muy diferentes de aves, mamíferos, anfibios, plantas, reptiles, que van desde el primer canto del carbonero hasta la aparición del sapo común y la caída de las hojas del abedul”, observa la autora principal del estudio, María del Mar Delgado, de la Unidad Mixta de Investigación en Biodiversidad de la Universidad de Oviedo.
Lo que se ha observado es una rigidez general en la respuesta de las especies a las variaciones del clima de un año para otro, puntualiza la investigadora, que señala que, en particular, cuanto más cálido es el año, mayor es la desincronización entre los eventos fenológicos y las señales del entorno.
Además de esto, se ha observado que existen grandes diferencias entre estaciones y sitios y que, en la enorme región de la ex Unión Soviética, la velocidad a la que los eventos fenológicos están cambiando en el tiempo depende de cuándo ocurre el evento (primavera u otoño), el nivel trófico al que pertenecen las especies (plantas, herbívoros o depredadores) y si se encuentran en sitios cálidos (sur) o fríos (norte).
Por su parte, el profesor Tomas Roslin (Swedish University of Agricultural Sciences), otro de los autores principales de este estudio, explica que el desajuste observado “es el resultado de la evolución pasada de las diferentes especies a las condiciones locales que limitan su capacidad para adaptarse a las nuevas condiciones impuestas por el cambio climático”.
A lo largo de muchas décadas, en algunos casos un siglo completo, numerosas personas dentro del ámbito científico han estado recogiendo datos sobre eventos fenológicos en más de 150 áreas protegidas en la antigua Unión Soviética, que se han ido recopilando en un informe anual, uno para cada año y para cada área protegida.
“Durante mucho tiempo esta contribución científica única quedó oculta en los archivos. Pero durante la última década hemos estado trabajando para movilizar estos datos con un grupo increíble de más de 300 colegas pertenecientes a más de 80 organizaciones de Rusia, Ucrania, Bielorrusia, Kirguistán y Uzbekistán”, explica Evgeniy Meyke, de la Universidad de Helsinki (Finlandia), quien junto a Otso Ovaskainen -de la misma universidad- ha coordinado esta inmensa base de datos. EFEverde