Decir que conservar las fuentes de agua dulce es el mayor desafío actual de la humanidad es ya sumamente destacable, tomando en cuenta que hoy en día existen emergencias declaradas para la subsistencia de la raza humana y la vida en general. El calentamiento global y el cambio climático encabezan las listas de las instituciones de desafíos por sortear. Y la razón de esto es justamente que los obstáculos más grandes del siglo XIX se derivan de estos dos fenómenos causados por las actividades antropogénicas.
La Organización de las Naciones Unidas recientemente declaró la triple emergencia medioambiental donde el calentamiento global se coloca en la cima de todos los problemas del planeta, le siguen pérdida de biodiversidad y la contaminación. Pero dentro de los mayores desafíos a los que se enfrenta la humanidad está también un tópico que parece ha quedado en el olvido: conservar las fuentes de agua dulce.
Las causas de la escasez de agua dulce son desde luego variadas, con diferentes verticales que van desde el calentamiento global hasta el saqueo industrial. Lo cierto es que el ciclo del agua parece estar sufriendo los estragos. La disponibilidad del líquido está cambiando y las consecuencias a corto plazo ya están presentes.
Derretimiento de los glaciares
El calentamiento global es un hecho. Los análisis de la temperatura el planeta desde la época preindustrial muestran que en la actualidad la temperatura ha aumentado al menos 1°C. El asunto se vuelve más serio cuando los expertos no se ponen de acuerdo y algunos argumentan que ya hemos alcanzado el 1.5°C de aumento.
Como quiera que sea, las consecuencias de este aumento son visibles en el funcionamiento del planeta. Empezando por el derretimiento de los casquetes polares, los glaciares que alberga y además los glaciares de montaña. Lo cual resulta alarmante ya que estos son, de hecho, la fuente más importante de agua dulce en todo el planeta. Aunque se encuentren en sitios remotos, los glaciares liberan agua en periodos estacionales para muchos países en un ciclo que bien conocemos: el ciclo del agua.
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El calentamiento global ha sido tal que las masas de hielo acumuladas en lo alto de las montañas, están terminando su ciclo de vida. La cordillera de los Andes, la más grande que atraviesa América del Sur, es el hogar de los glaciares de montaña más importantes del continente. Atraviesa Perú, Bolivia, Ecuador, Venezuela, Colombia y Chile, por ello es muy preocupante el estado de sus glaciares que corre riesgo ante el aumento de temperatura. Y la historia se repite con más glaciares alrededor del mundo que están sufriendo las mismas consecuencias que los Andes.
Contaminación
Las fuentes de agua dulce del planeta también se enfrentan a la incesante contaminación que el humano vierte cada día a los ríos, lagos, lagunas y todo cuerpo de agua. Distintas son las causas, desde contaminación que llega a los ríos y lagos mediante el viento, hasta la liberación de aguas contaminadas con químicos que dañan los ecosistemas acuáticos.
Pero sin duda, la mayor preocupación se encuentra en los microplásticos. Y aquí las posturas son variadas en cuanto al uso de este material en la vida cotidiana. Se ha comenzado una oleada de fabricación de plásticos supuestamente biodegradablesque lejos de ayudar al planeta, empeoran la situación. En la mayoría de los casos, salvo que el plástico se obtenga de fuentes naturales, este tipo de material no se biodegrada en el ambiente, pero sí se degrada. ¿Qué quiere decir esto? Es decir que se descompone, pero no se integra naturalmente al medio ambiente.
La consecuencia más inmediata es que se rompe en cientos de pedazos de diámetro milimétrico a los que se denomina microplásticos. Estos a su vez entran en la cadena alimenticia y ya se ha comprobado que también han ingresado a los ciclos del planeta. Incluso, expertos lo han bautizado como “el ciclo del plástico”.
¿Sequía o saqueo?
Aunado a las situaciones medioambientales, que ya de por sí tienen un peso muy grande, el saqueo es otro de los problemas a los que nos enfrentamos para conservar las fuentes de agua dulce. El estrés hídrico, que se refiere a la demanda superior de agua sobre las cantidades disponibles, se hace presente en casi todos los países del mundo y no es casualidad.
Las ciudades compiten contradictoriamente con la agroindustria que las alimenta, la cual es la principal fuente de desperdicio de agua. Aquí es donde el asunto se vuelve más de orden geopolítico con intereses meramente económicos. Las grandes industrias como laagricultura, la química, minería y producción de metales, buscan las reservas de agua dulce más grandes del mundo para poder abastecer las necesidades de agua para su subsistencia (y la nuestra, irónicamente).
Tras la industria química, que es la que más consume agua aunque cuenta con sistemas de recuperación y reutiliza sus aguas, la agroindustria y la ganadería son las que más utilizan agua y que ciertamente, la desperdician a ritmos acelerados. A estas se le suman la minería y la transformación de metales, pero también las refresqueras, cerveceras y desde luego, el agua embotellada.
Existe un conflicto enorme entre el sistema económico y su hegemonía, con el medio ambiente y la explotación desmedida de los recursos naturales. Quizá no hemos entendido el mensaje, pero la naturaleza es invaluable en términos económicos y su cuidado debe tornarse prioridad número uno de la humanidad.
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