Un malecón fructuoso de amor en el río Cauca

Entre plantas tropicales, como heliconias y veraneras, los habitantes del oriente de la capital vallecaucana siembran plátano, yuca, maíz, cebolla, tomate, papaya, mango -entre otros- para dar vida al suelo que en el pasado ocupó el rígido, el metal y los desechos sólidos. Así rinden frutos las ‘Huertas por la Vida’ en cinco zonas de los 26.1 kilómetros del dique del río Cauca. 

Sembrar para generar tejido social, suelos fructuosos y seres vivos -las plantas- inspira a la solidaridad, la unión, el trabajo, la paz, la armonía y hasta la lírica, como es el caso de Talya Weinberg. “Crear un huerto moviliza no sólo la tierra: moviliza emociones, moviliza pensamientos, moviliza memorias, historias, del territorio, historias de dolor, historias de rabia, muchas historias también de compañerismo, también en lugares donde no importa de dónde venimos, de qué estrato o de qué etnia somos. Todos somos humanos, tenemos corazón y la tierra nos ayuda a conectarnos, y en este caso como las líneas sintrópicas, cuando empezamos a trabajar en el sistema agroforestal, fue como ellos necesitan trabajar desde la alegría y la música”.

“Yo creé la canción, en honor a todos, no solo a los de zona uno, sino a los de todas la huertas. Así, todo el trabajo fuerte que toda esta gente le está poniendo toda la resiliencia, el amor que tienen y que va más allá de las historias, como sus propias historias de dolor y sobre el conflicto en nuestro país. Eso fue lo que me marcó y me hizo creer. Esta es mi ofrenda a estos territorios porque traemos luz, reconocimiento, a su vez, que nos sentimos orgullosos de lo que somos, seres humanos llenos de amor”, explicó la colombo israeli. 

El mandatario caleño Jorge Iván Ospina Gómez recorrió el jarillón del río Cauca donde se ha cerrado un área aproximada de 12.000 m2, en el que las ‘Huertas por la Vida’ ocupan 4.300 m2, en línea sintrópica 1.440 m2 y agroforestería cerca de 3.000 m2, para celebrar y loar el trabajo de la comunidad que siembra con amor liderado desde el programa ‘Plan Jarillón de Cauca’.

“Por décadas aquí hubo una historia oscura. De una historia de cómo Cali creció, pero creció de espaldas a nuestro río más importante: el río Cauca. Fueron décadas en que aquí pasaron cosas muy feas, décadas en que se le hizo daño al dique, se dañó la estructura del dique, pero después vino un proceso desde la institucionalidad, en el que entendimos que el Jarillón del rìo Cauca no es un problema, que son 26.1 kilómetros de oportunidades, y si bien no podemos permitir que nadie viva acá y que no tengan industrias que le hagan daño a el dique porque queremos a la gente haciendo actividades deportivas, culturales, lúdicas, o actividades como ésta, de conservar el dique produciendo de forma agroecológica, implementando permacultura haciendo una vitrina al mundo de cómo nos podemos relacionar como enclave de cambio climático, de enclave de calentamiento global y sobre todo desarrollo territorial”, explicó Eli Shnaider, gerente del Plan Jarillón de Cali.

Después de huir de la violencia llegó a la Sucursal del Cielo proveniente de Baudó (Chocó) Milbia Luz González Asprilla, quien jornada tras jornada ha sembrado plantas florales, hortalizas y frutos en la ‘Huerta Ave Fénix’. “Me gusta mucho colaborarle a la gente y a mi familia entonces me siento bien estando aquí. Aportando a este hermoso lugar que nos llena de esperanza y donde aprendí a conocer la tierra y saberla cultivar, porque aunque mi papá y mi mamá vienen de la costa, yo no sabía, pero me encantó y pienso que me voy a quedar aquí, donde he sembrado plátano, yuca, maíz, mango cebolla y más”. 

El secretario de Participación Ciudadana y Territorios de Inclusión, James Agudelo, manifestó: “El cultivar es un proceso y el enseñar a cultivar  nos lleva a adquirir valores y principios que es lo que queremos transmitir, a través de este proyecto.  Aquí todos tienen la camiseta puesta y saben la importancia que tienen las huertas para este sector de la ciudad”.  

“En las Huertas por la Vida, hay detrás una historia, que es como una semilla”, dijo Talya Weinberg, porque sembrar en tierra fértil siempre germina frutos que traen amor y esperanza al sector del oriente de Cali, que  fortalece su resiliencia y busca vida en medio de la adversidad.    

Rosa Castillo Manjarrés

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