Esta relación simbiótica tiene el potencial de crear un poderoso nuevo modo de transporte que puede transformar la experiencia de traslado: Banco Mundial.
Washington, D.C. (Banco Mundial) – Una de las opciones más infravaloradas en la planificación de transporte es la integración de la bicicleta a los sistemas de transporte público.
Al combinar ambos a través de la planificación y el diseño se pueden compensar las carencias que tienen cada uno por separado: la bicicleta, su flexibilidad y cobertura espacial sobre todo para la conectividad de primer/último kilómetro; el transporte público, la facilidad de recorrer largas distancias que en bicicleta pueden ser difíciles de cubrir.
Esta relación simbiótica tiene el potencial de crear un poderoso nuevo modo de transporte que puede transformar la experiencia de traslado para una gran parte de la población de cualquier ciudad.
Viajar con tu bici en el transporte público, estacionarla antes de tomar un bus o simplemente devolverla al sistema público de casilleros son algunos ejemplos específicos de esta integración.
Sin embargo, es necesario que tanto los esfuerzos de planificación y de diseño orientados a la integración de la bicicleta y el transporte público contemplen criterios conectividad y accesibilidad directa, segura y universal, con atención especial a atender condiciones de edad, género y discapacidad.
En las grandes ciudades de América Latina, por ejemplo, aunque la caminata de por sí es un elemento inseparable del transporte público, la infraestructura peatonal para acceder a los sistemas masivos de transporte en muchos casos es insegura, peligrosa y obstaculizada.
Hay numerosos beneficios asociados a la integración bus-bici. Además de incrementar el área de acceso al sistema de transporte público, los usuarios pueden personalizar los viajes más a su medida al escoger estaciones y servicios y responder mejor a saturaciones e interrupciones.
Veamos algunos ejemplos:
Soluciones Pequeñas
Los estacionamientos en línea son la solución más común dentro de esta categoría. Normalmente cuentan con entre 3 y 10 espacios disponibles y en general se colocan en lugares que originalmente estaban destinados al estacionamiento vehicular. También se pueden ubicar ciclo-estacionamientos, espacios llamados parklets, que recuperan cajones de estacionamiento de autos para convertirse en pequeños parques con diferentes funciones de permanencia en el espacio público, como sentarse o jugar.
Las principales características de estas soluciones son su rápida instalación y su flexibilidad: se tiene la posibilidad de incrementar los lugares si la demanda lo exige, así como de moverlo a otro lugar en función de la experiencia luego de su implementación. También es importante destacar que el diseño ideal de cada biciestacionamiento es de U invertida, ya que permite que se aseguren la llanta y el cuadro de la bicicleta, además de que puede mantenerse recargada y firme.
Soluciones Medianas
En esta categoría existen varias alternativas: Estacionamientos abiertos o cerrados en espacios públicos, pabellones para bicicletas y casilleros.
Los estacionamientos abiertos en espacios públicos pueden o no contar con cerramientos o vigilancia y normalmente están ubicados en plazas cercanas a los accesos de alguna estación de transporte masivo.
Los pabellones para bicicletas cuentan con entre 90 y 300 espacios disponibles. En Bogotá, Colombia, se utiliza esta opción para la integración de la red de ciclo-infraestructura con estaciones del BRT TransMilenio. Normalmente se debe abonar el pasaje de transporte previo al ingreso a estos pabellones. Estas soluciones se caracterizan por una activación del espacio público y una importante integración con la red de transporte.
Soluciones Grandes
Los aparcaderos de bicicletas son una solución de mayor escala y capacidad. Por ejemplo, en Alkmaar, Países Bajos hay más de 300 cupos ubicados debajo de la rampa de acceso a la estación en el nivel superior. Esta solución implica un aprovechamiento del espacio debajo de la rampa, en donde también se encuentra una estación del sistema público de alquiler de bicicletas.
Ciudad de México cuenta con 10 biciestacionamientos masivos y semi-masivos gratuitos cuyas capacidades rondan entre los 80 y 408 lugares y están integrados a estaciones de metro o CETRAMs (Centros de Transferencia Modal).
El CETRAM Pantitlán es el de mayor demanda de CDMX, con un millón de personas que utilizan 4 líneas de metro y una de BRT. El biciestacionamiento de este CETRAM es el más grande ya que cuenta con una capacidad de 408 bicicletas, tres pisos de bicicletas estacionadas, vigilancia y tienda/taller de bicicletas. Además la plazoleta anexa al edificio ofrece un pequeño gimnasio y un área de juegos infantiles.
Soluciones Extra Grandes
Finalmente, en esta categoría se encuentran las estaciones de bicicleta subterráneas o edificios para estaciones de bicicleta, ejemplos que también son muy comunes en Países Bajos. Los edificios para estacionamientos son espacios con más de 500 cupos, construidos como una extensión de la estación. Cuentan con un acceso de forma directa a ésta y cuentan con altos niveles de integración, seguridad y activación del espacio público.
Un ejemplo pionero de esta infraestructura se encuentra en la ciudad de Haarlem, Países Bajos, mientras que el estacionamiento más grande del mundo está en Utrecht, en el mismo país. Este último cuenta con una capacidad de más de 12,500 lugares (superando los 9,400 de la estación de Kasai en Tokio, Japón). El estacionamiento está ubicado en la estación central de trenes de Utrecht, el nodo de transporte del país más grande del país, y forma parte de un sistema de 5 biciestacionamientos en los alrededores de la estación que suman una capacidad de 22,000 lugares.
¿Te han parecido interesantes estos ejemplos? ¿Quieres conocer más? ¿Crees que alguno de ellos podría ser aplicado en tu ciudad?
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