En un comunicado difundo desde la patagonia chilena, la ONG explica que las mediciones preliminares del Centro Nacional de Datos de Hielo Marino «muestran que el hielo marino alrededor del continente ha superado el récord mínimo establecido anteriormente, en marzo de 2017, de 2,1 millones de kilómetros cuadrados, cayendo a 1,98 millones de kilómetros cuadrados el pasado domingo 20 de febrero».
“Es aterrador presenciar cómo se derrite este océano. Las consecuencias de estos cambios se extienden a todo el planeta, afectando las redes alimentarias marinas de todo el mundo. A la vez, en 2020, vimos que el Ártico alcanzaba su segunda extensión de hielo marino más baja registrada, ahora necesitamos una red global de santuarios oceánicos viendo la crisis que está ocurriendo en ambos polos», opinó.
«Cada ser humano en la Tierra depende de unos océanos saludables para sobrevivir; esta es una clara advertencia de que debemos protegerlos para siempre”, agrega la nota, firmada por Laura Meller, responsable de Océanos de Greenpeace a bordo del Arctic Sunrise, que navega en la Antártida.
El calentamiento más rápido
La organización recuerda que durante las últimas dos décadas esta región ha sido testigo de variaciones extremas en la extensión de su hielo marino, y que estas están vinculadas al calentamiento global, que en algunas zonas de la Antártida es «más rápido que en cualquier otro lugar del planeta».
«La Península Antártica Occidental es una de las áreas de calentamiento más rápido de la Tierra, y solo algunas áreas del Círculo Polar Ártico experimentan un aumento de temperatura más rápido, en algunos puntos por encima de los tres grados celsius de media»Este calentamiento, que hizo que en febrero de 2020 se alcanzara un nuevo récord de temperatura máxima puntual para el continente antártico de 18,3 grados celsius, afecta de la misma manera las poblaciones de pingüinos, en especial el barbijo asentado en la isla Elefante, cuya población se ha desplomado de forma dramática en el último medio siglo.
Este calentamiento ha llegado igualmente a los glaciares prístinos de la Patagonia chilena, uno de las grandes tesoros ambientales del planeta, que también han visto reducida su extensión de forma trágica, según pudo comprobar Efe esta semana en la región de Aysen.
Océanos sanos
Organizaciones como Greenpeace y expertos como Philippe Cousteau, en una reciente entrevista con Efe, han advertido de que unos océanos sanos son clave para frenar el impacto de un cambio climático que ya parece casi irreversible.
«El casquete polar de la Antártida está perdiendo masa tres veces más rápido ahora que en la década de 1990 y contribuye al aumento global del nivel del mar», subraya la ONG.
Unos océanos sanos ayudan a mantener el carbono almacenado de manera segura fuera de la atmósfera y de las emisiones globales. Proteger al menos el 30% de los océanos con una red de santuarios es clave para permitir que los ecosistemas marinos desarrollen resiliencia para resistir mejor los rápidos cambios climáticos», concluye. EFEverde