Las organizaciones sindicales UGT, CCOO y USO han denunciado a Efe la presencia «marginal» de la gestión ambiental en las empresas y demandan regular la figura del delegado medioambiental para reforzar la participación del trabajador en las acciones ecológicas de RSC.
Aunque algunas compañías ya cuentan con un delegado medioambiental, su estatus y relevancia laboral «no son homogéneos» por lo que la sistematización de este cargo en en el organigrama laboral conllevaría «una labor de vigilancia sobre las acciones de Responsabilidad Social Corporativa» de las compañías, para certificar que «no son meras campañas de mercadotecnia o de sensibilización superficiales», ha explicado Manuel Riera, técnico del área de medio ambiente de UGT.Riera cree que esta regulación del delegado medioambiental “beneficiaría a las propias empresas”, ya que “su existencia garantizaría el que las acciones verdes que llevan a cabo pasen un filtro», con lo que «la sociedad podría confiar en su responsabilidad ecológica”.
En el mismo sentido se ha expresado el responsable de la Secretaría de Medio Ambiente y Movilidad de CCOO, Pablo Frutos Rodríguez, ya que de acuerdo con un estudio de su central las compañías deben «comprender y percibir que la participación de los trabajadores y sus representantes resultan una herramienta útil» en el caso del «diagnóstico ambiental», para ayudar a buscar soluciones y aplicar de manera eficiente la política corporativa.
El principal obstáculo para garantizar la transparencia de este tipo de acciones es, según la presidenta del Observatorio de RSC de USO, Sara García, su «naturaleza voluntaria» por lo que “la implicación del trabajador en ellas, así como la integración del delegado medioambiental en la entidad, están supeditadas al dictamen de la propia empresa”.
Así, sucede “muy a menudo» que los empleados «suelen enterarse al mismo tiempo que el resto de la sociedad» del contenido de las actividades de este tipo organizadas por su compañía, ya que «muchos delegados de prevención de seguridad y salud hacen un doble trabajo encargándose también del tema ambiental».
Además, ha advertido a Efe de que «la línea entre el ‘greenwashing’ -lavado verde de la imagen de marca- y el compromiso real es muy fina», señalando que «dependemos de que sectores contaminantes o muy fiscalizados recojan en su convenio la figura del delgado medioambiental, y de que lo doten del crédito y capacidad necesarios para que sea verdaderamente determinante en la empresa”.
Ana Herrero, directora de proyectos y servicios de Forética -plataforma referente en sostenibilidad y responsabilidad social empresarial en España-, también defiende la participación del trabajador en la gestión ambiental y coincide con las peticiones sindicales en la necesidad de involucrar a los empleados “en la toma de decisiones y colaborar, crear y establecer alianzas con ellos”.
Greenwashing
Igualmente, la Asociación Áreas Verdes, que colabora con más de 40 empresas en distintos proyectos de replantación a nivel nacional, ha denunciado a través de uno de sus portavoces que «el 80 % de las RSC son, en realidad, teatro y sólo el 20 % restante puede tomarse en serio”.
En su caso, han ejecutado una treintena de proyectos de reforestación en toda España, con la plantación de cerca de 57.000 árboles durante los últimos cuatro años gracias al patrocinio de empresas comprometidas realmente con el medioambiente «que es el gran olvidado», insisten. EFEVerde.