la construcción de grandes presas como la de las Tres Gargantas, la guerra por la privatización del agua en Bolivia o el uso de aguas de territorios indígenas como los Yaquis en México; o implícitas como la que subyace al conflicto entre Israel y Palestina, son muestra de que el agua puede ser motivo de confrontación y guerra o, por el contrario, de cooperación como en el caso de Acuífero Guaraní en Sudamérica.
Ante el incremento de los conflictos que dan cuenta de las disputas por el agua, grandes potencias o grandes inversores, entre los que destacan los bancos están comprando áreas donde existen reservas de agua en todo el mundo. La lista es grande, Deutsche Banck, Goldman Sachs, HSBC, Citi Group, Credit Suisse, JP Morgan, Allianz Group son solo unos ejemplos. En regiones como Texas el gran inversionista T. Boone Pickens ahora se ha centrado en el agua y la construcción de redes y acueductos a partir de la adquisición de tierras donde está el acuífero Ogallala. Pero no es el único. Las inversiones están volteando a mirar de diferente forma a ciertos países con reservas de agua y a invertir en infraestructura hidráulica.
Pero ¿Qué tan conscientes son los países de un futuro orden mundial donde el agua sea tan estratégica para su posición en el mundo? Van muy por detrás de lo que vislumbran los grandes capitales. Actualmente Brasil, Rusia, Estados Unidos, Canadá y China poseen las grandes reservas de agua del mundo y Latinoamérica tiene un gran capital natural en este sentido. En pocos años estaremos en presencia de un recurso tan estratégico como lo es el petróleo, con la gran diferencia, de que el agua es vital, no sin razón muchos le llaman el oro azul.
En los próximos días tendrá lugar el VII Foro Mundial del Agua en Corea, bajo el lema de “Agua para nuestro futuro”; con foros políticos, temáticos y regionales los stakeholders, incluida la iniciativa privada, discutirán la ruta de trabajo. El tema de las regiones sin agua y su vínculo con la economía será precisamente uno de los temas a abordarse.