Sin darnos cuenta, tirar los desechos electrónicos a la basura puede provocar graves consecuencias en el medio ambiente. Por ejemplo, al mezclar los aparatos electrónicos en basureros producen lixiviados, los cuales resultan de la combinación entre basura, metales pesados y desechos tanto orgánicos como inorgánicos, que van permeando en los mantos acuíferos y contaminando con plomo, mercurio, platino o arsénico. Esto, en consecuencia, termina en el agua que usas y bebes, lo cual puede provocar daños neurológicos, respiratorios, cardiovasculares, hepáticos, renales, deformaciones, entre otras afectaciones.

En 2014, el mundo generó alrededor de 42 millones de toneladas en desechos electrónicos, cantidad que llena a más de un millón de camiones de transporte de 18 ruedas, que ocuparían dos veces la distancia entre Nueva York y Tokio. Desde refrigeradores, lavadoras, aspiradoras, máquinas de afeitar hasta teléfonos celulares, son algunos de las máquinas que ocupan el espacio en los basureros del mundo.

Desgraciadamente sólo un 17 por ciento de esa basura se recicla en el mundo, lo que significa que hay una pérdida estimada de 52 000 millones de dólares estadounidenses en oro, plata, aluminio y otros recursos.

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