Su voz es fuerte y directa. No tiene reparos en decir las cosas de frente: “No es justo que las mujeres no puedan acceder a los mismos puestos que los hombres y tampoco lo es que ganen menos por hacer el mismo trabajo”. Así es Vicenta González, la ganadora del Premio Nansen de ACNUR 2022. 

Nicaragüense afincada en Costa Rica, su trabajo en favor de los refugiados y las personas desplazadas le ha valido el prestigioso galardón en su modalidad regional, acompañando a la excanciller alemana, Angela Merkel, que obtuvo el reconocimiento a nivel internacional.

Vicenta González tiene 74 años, pero su energía, optimismo y deseo de servicio le quitan varias décadas de encima. Nació en Nicaragua y hace más de 50 años hizo de Costa Rica su hogar. Decidió quedarse cerca de la frontera, en el cantón de Upala.

Casi todas las personas que caminan por aquel pueblito del norte costarricense tienen algo en común: la primera sonrisa que vieron y arrullo que sintieron en su vida vino de Vicenta.

Por muchísimos años, fue la partera del pueblo y dice con orgullo que su trabajo dio vida a cientos de personas.

Esta soñadora ha vivido enteramente al servicio de las personas. Ha llevado el término “solidaridad” a un punto alto, tan alto, que hay quien dice que mirar hacia arriba para buscarlo.

Vicenta González fundó la Asociación Mujeres Emprendedoras de las Comunidades de Upala (AMECUP), una organización que, a través de la producción y comercialización de productos del cacao, se dedica a ayudar a las mujeres migrantes, los solicitantes de refugio y a los propios nacionales en la promoción de sus derechos, el acceso a las oportunidades económicas y a asegurar vidas libres de agresiones y violencia.

Su apoyo e historia ha significado un cambio en la vida de cientos de mujeres que se acercaron a ella en busca de consuelo, esperanza y oportunidades. Solo desde 2018 a la fecha, dice que ha registrado apoyo a más de 400 mujeres, la mayoría de ellas que huían de la violencia en Nicaragua.

Esta solidaridad le llevó a ser reconocida con el Premio Nansen 2022 para las Américas, un prestigioso galardón que año con año otorga la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR) para reconocer a quienes han emprendido acciones extraordinarias para apoyar a las personas apátridas y desplazadas por la fuerza. El reconocimiento internacional de este año recayó en la excanciller alemana Angela Merkel, bajo cuyo liderazgo, su país acogió a más de 1,2 millones de refugiados y solicitantes de asilo entre 2015 y 2016, en el punto álgido del conflicto en Siria.

Tras recibir el Premio, Noticias ONU conversó con Vicenta para conocer mejor su labor, saber de sus motivaciones y anhelos, y averiguar lo que viene por delante para ella y su gente. Esto fue lo que nos contó.

¿Cuándo comenzó todo?

De niña era muy inquieta y tenía un espíritu de servicio que me hacía ayudar a todas las personas, especialmente a quienes más lo necesitaban. Aunque éramos muy pobres, a escondidas sacaba comida de mi casa para llevarle a vecinos enfermos o gente que no tenía nada de comer. Mi mamá no lo entendía y me regañaba.

¿Cómo describe a la Vicenta de 2022?

Una persona humilde, emprendedora y luchadora por los derechos de todas las mujeres y de los míos también. Esta lucha es también por mí. Soy independiente, rebelde. Nunca me gustó que me dijeran que no podía lograr algo.

¿Tiene algún don especial que le haga sentirse feliz?

Soy inteligente y tengo sabiduría, aunque nunca tuve acceso a educación formal. Lo merecía, pero no lo tuve. Sé valorar a las personas y a mí misma también. Sé escuchar a los demás. He aprendido a que es más importante entender a las personas que juzgarles por lo que sienten y sufren.

Carmen, una nicaragüense de 38 años que ha solicitado asilo, está aprendiendo el proceso de convertir los granos de cacao en chocolate en la plantación de cacao de Vicenta González en Upala, al norte de Costa Rica.

ACNUR/Nicolo Filippo Rosso

Carmen, una nicaragüense de 38 años que ha solicitado asilo, está aprendiendo el proceso de convertir los granos de cacao en chocolate en la plantación de cacao de Vicenta González en Upala, al norte de Costa Rica. 

¿Qué le preocupa?

Los problemas de mi comunidad, las agresiones contra mujeres, la pobreza en la que viven. El estado de las calles y los puentes. Quiero una vida mejor para las mujeres con las que comparto. Quiero comunidades donde haya trabajo y paz para las mujeres.

¿Qué anhelos tiene?

Dar un abrazo a las mujeres que lo necesitan. Verlas progresar a ellas con oportunidades de trabajo e ingresos. Verlas estudiar y prepararse. Acceder a esas oportunidades que yo no tuve.

Y ¿para usted qué futuro desea?

Deseo que mi finca sea más bonita, más arreglada. Quiero una casita en buen estado para vivir mis últimos años en tranquilidad. Pero no me quiero morir todavía porque tengo mucho por hacer. Quiero construir un local para reunir a más mujeres y ayudarlas.

Ha logrado mucho en su vida, ¿qué falta todavía por alcanzar?

Una podría pensar que este premio es lo máximo y lo último, pero quiero más vida y oportunidades para seguir acogiendo mujeres. Me falta mucho por vivir, a mis 74 años me siento feliz, con muchos ánimos de seguir trabajando.

¿Alguna enseñanza que le haya marcado la vida?

La pandemia me enseñó a ser creativa, a no rendirme. Con el COVID-19, toda la comercialización de nuestros productos de cacao se detuvo. Todas las mujeres que trabajan conmigo se pusieron muy tristes. Me senté a pensar y creí que había que hacer algo nuevo. Nos pusimos a sembrar árboles maderables, frutales, ornamentales. Sembramos como cinco mil y los pudimos vender todos. Así nos sostuvimos. No había tiempo de sentarse a lamentarse. Había que pensar y encontrar las ideas para salir adelante.

También las agresiones me marcaron de joven. Por eso decidí romper ese círculo. Hoy mis hijos y nietos llevan una vida feliz gracias a esa decisión que tomé.

Vicenta González muestra los productos que ella y su colectivo de mujeres producen en Costa Rica.  El colectivo tiene como objetivo proporcionar una vida digna a las mujeres costarricenses y a las solicitantes de asilo de la vecina Nicaragua

¿Ha experimentado la discriminación en su vida?

Sí. Cuando una va a un centro de salud y recibe un mal trato. Cuando no le ponen atención a una al hacer un trámite en una institución. Creo que hace falta más solidaridad y humanismo para detener la discriminación.

¿Cuál es el mundo que quiere dejarle a las nuevas generaciones?

Uno que le brinde la educación y las oportunidades que necesitan. Una educación que le permita entender a las niñas y los niños los cambios que enfrenta el mundo hoy. Nada es como antes y debemos prepararlos para enfrentar todos esos retos. Para lograrlo hay que trabajar desde las familias, en las comunidades y las escuelas también.

¿Qué le quiere decir a los líderes del mundo ahora que ha ganado este premio?

Que es hora de escuchar a las mujeres. Que apoyen a aquellas que están en abandono. Que no es justo que las mujeres no puedan acceder a los mismos puestos, que ganen menos que los hombres por hacer el mismo trabajo. Que a las personas migrantes hay que darles oportunidades y enseñarles para que puedan salir adelante. No quieren nada regalado, solo oportunidades.

Vicenta González viajará en los próximos días a Ginebra, dónde recogerá el premio que otorga la Agencia de la ONU para los Refugiados.

Entrevista realiza por Danilo Mora, oficial de comunicaciones de la ONU en Costa Rica.

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