Los países más pobres del mundo, las grandes víctimas de la crisis climática global que sacude al planeta, saldrán «desencantados» de la cumbre mundial en Egipto, la COP27, porque previsiblemente no «escucharán compromisos financieros», ha dicho hoy en Madrid la experta climática Frances Colón, del Consejo Asesor de Ciencia y Tecnología que asesora a la Casa Blanca en EEUU.

La científica de este grupo de expertos independientes que asesora al Gobierno de Estados Unidos no descarta, sin embargo, que la cumbre climática de Egipto pudiera arrancar algún «acuerdo de intenciones» que recoja que los grandes bancos multilaterales tienen que ayudar a los más países más pobres en su transición energética hacia ese nuevo marco de desarrollo de economías limpias sin combustibles fósiles.

Durante un acto en la residencia de la embajadora de Estados Unidos en Madrid, la experta climática de origen puertorriqueño, que se encuentra de visita privada en Madrid, tras pasar una semana en la cumbre climática de Egipto, ha lamentado que los países pobres sean los más perjudicados por los efectos climáticos devastadores de un calentamiento global del que apenas son responsables.

Frances Colón, que también es directora para cambio climático internacional en el Centro para el Progreso Americano, ha planteado en el marco de las acciones mundiales frente al cambio climático que habría de ampliarse el listado de combustibles fósiles a erradicar, para incluir también desde esta década al gas natural, porque «no es tan natural», y aunque es menos contaminante que otros, asimismo tiene impacto ambiental.

Ha insistido en que «muchos países con escasos recursos necesitan dinero» para una transición ecológica que requerirá equilibrios en ese proceso de eliminación de combustibles fósiles y creación de nuevos empleos, y se ha mostrado «esperanzada» en que se resuelvan algunos de los escollos en la actual cumbre climática para seguir avanzando los países juntos en esta crisis global.

Se ha referido al nuevo escenario geopolítico con la guerra de Ucrania de fondo y su impacto en los precios de la energía, sobre el que ha dicho que no echará por tierra los compromisos tan fuertes frente al cambio climático y la transición energética verde de potencias como Estados Unidos o la Unión Europea.

Asimismo ha destacado las bondades del restablecimiento de las relaciones entre China y Estados Unidos eventualmente suspendidas, para seguir avanzando en la senda climática y se ha referido también a Brasil, como pieza determinante a nivel internacional en la nueva era de lucha contra el calentamiento global.

El mundo pendiente de Brasil

«Todo el mundo estará pendiente de lo que haga Brasil con el Amazonas, porque como gran sumidero de carbono, como pulmón del planeta, necesitamos protegerlo», ha dicho la científica.

«Será crítico lo que este país haga a partir de ahora», ha añadido la experta tras enfatizar la «esperanzadora» vuelta al Gobierno brasileño del mandatario Luiz Inácio Lula de Silva, convertido en la nueva «estrella» del panorama internacional para la protección climática y preservación del Amazonas, dejando atrás un Gobierno, en referencia a Jair Bolsonaro, «con un control cero de la tala de árboles en el país».

Ha insistido en que la actual crisis climática «no la vamos a resolver país a país, el problema es global y tenemos que trabajar en conjunto», y esa es precisamente la esencia de las cumbres climáticas como la que se celebra en Egipto, en donde «todos los países tienen voz y pueden ser escuchados».

Del ritmo menos acelerado al deseado en la transición energética verde de Estados Unidos, Colón ha culpado al anterior Gobierno, del que ha dicho que dio marcha atrás en muchas de las iniciativas climáticas ya en marcha.

Por el contrario, ha elogiado las acciones del actual presidente estadounidense, Joe Biden, quien ha dado un gran paso al frente en la lucha climática, como una de las políticas estrella en su mandato, con leyes pioneras para frenar el calentamiento global y el compromiso de reducir los gases de efecto invernadero en el país un 50 por ciento por debajo de los niveles de 2002 para 2030. EFEVerde