Claude Monet es reconocido como el padre del impresionismo por el sublime trabajo que plasmó en sus pinturas que retratan a la naturaleza, pero además de sus reconocidos paisajes llenos de flores, sus pinturas parecen haber capturado uno de los problemas actuales más preocupantes; la contaminación del aire.

¿Bruma impresionista o contaminación del aire?

La física climática Anna Lea Albright paseaba tranquilamente por el Museo de Londres cuando de pronto descubrió que algunas pinturas de Monet y otros pintores como J. M. W. Turner, le parecieron increíblemente familiares. Fue entonces cuando se percató de que la forma característica de los pintores de envolver sus paisajes en niebla, le recordaba a su propia investigación sobre la contaminación del aire.

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Houses of Parliament (1904), Claude Monet. Crédito: Musée d’Orsay.

De inmediato le surgió la duda de si la contaminación presente en el aire en la Francia de finales del siglo XIX y principios del XX, pudiera haber marcado una diferencia importante en la obra de los paisajistas más reconocidos como Claude Monet. Después de todo se trata del periodo en donde la Revolución Industrial comenzó a inundar la atmósfera con emisiones de carbono.

Para comprender cuánto realismo hay en el impresionismo, Albright trabajó de la mano con el climatólogo Peter Huybers de la Universidad de Harvard, quien es experto en la reconstrucción de los niveles de contaminación antes de que existieran los registros sobre la calidad del aire.

En conjunto analizaron cerca de 130 pinturas de Claude Monet, J. M. W. Turner y otros artistas del siglo XIX, sorpresivamente descubrieron que a través de sus obras de arte se puede apreciar la evolución de sus ciudades en proceso de modernización.

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Charing Cross (1899), Claude Monet, muestra una visibilidad de menos de 5 kilómetros. Crédito: Heritage Image Partnership.

Algunas pinturas impresionistas tienen como sello característico una niebla espesa de bajo contraste, con tonos más blancos que crean una atmósfera brumosa. Albright se preguntó si la intención deliberada de los pintores por retratar este tipo de atmósferas se debía a un toque distintivo del impresionismo o más bien a que estaban retratando ciudades cambiantes ante la contaminación del aire.

Ciudades en progreso hacia la modernización

Para responder a la duda, ambos científicos desarrollaron un modelo matemático capaz de analizar el contraste y color de 60 pinturas de Turner entre los años 1796 y 1850, así como 38 obras de arte de Claude Monet de entre 1864 y 1901. Luego compararon los resultados con los estimados de emisiones de dióxido de azufre de cada siglo en Londres y París. Se sabe que cuando el dióxido de azufre reacciona con las moléculas atmosféricas, tiende a formar aerosoles como los que vemos actualmente en las ciudades contaminadas.

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“Raby Castle, the Seat of the Earl of ‘Darlington’ (1817) de Turner, con una visibilidad mucho más clara que concuerda con la fecha temprana del siglo XIX. Crédito: Museo de Arte Walters, Baltimore.

Turner vivió un siglo antes que Monet, no obstante, los niveles de contaminación de Inglaterra no son comparables con los de Francia en años similares. Según la historia, Francia tuvo un inicio mucho más lento de la Revolución Industrial que Inglaterra, por lo que el nivel de contaminación del aire que alcanzó París alrededor de 1870, era similar al de Londres cuando Turner comenzó a pintar a principios del siglo XIX.

En otras palabras, la progresión similar en los estilos de pintura comprueba que está guiada por el aspecto de la atmósfera debido a la contaminación del aire y no a estilos brumosos aleatorios.

“Nuestros resultados indican que las pinturas [del siglo XIX] capturan cambios en el entorno óptico asociados con atmósferas cada vez más contaminadas durante la revolución industrial”, escriben los investigadores.

Los científicos también incluyeron otros factores para analizar la influencia de la contaminación del aire en las obras de arte. La visibilidad fue una de las piezas clave, es decir, la distancia a la que se puede observar claramente un objeto. Según sus conclusiones, hasta antes de 1830 la visibilidad en las obras de Turner se promediaba a unos 25 kilómetros de distancia. En cambio, en las pinturas posteriores de 1830, la visibilidad cayó en un promedio de 10 kilómetros.

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Rain, Steam, and Speed (1844), J. M. W. Turner, donde se aprecia el incremento de una atmosfera brumosa. Crédito: The National Gallery (UK).

Gracias a los datos encontrados, pudieron concluir que la contaminación atmosférica está presente ya en las obras más importantes del impresionismo y para muestra de ello están las pinturas realizadas por Monet en su visita a Londres alrededor de 1900, que tienen una visibilidad de menos de cinco kilómetros, una diferencia importante con su obra parisiense de años atrás. Los impresionistas estaban retratando la contaminación y no precisamente se trató de una estética intrínseca en sus estilos.

ecoosfera.com