Una remota estrella ha permitido encontrar el ‘eslabón perdido’ del ciclo del agua en el cosmos y comprueba que el líquido vital, es incluso más antiguo que el Sol.
En una remota estrella se ha encontrado el ‘eslabón perdido’ que explicaría cómo llegó al agua al Sistema Solar y apoya la idea de que este compuesto es incluso más antiguo que nuestro propio Sol.
Hasta hace unas décadas se creía que la presencia de agua era exclusiva de la Tierra y de hecho, se le utilizó como una biofirma. Anteriormente se pensaba que la presencia de agua en los cuerpos celestes era indicativo de vida, gracias a que fue precisamente en este líquido en donde surgieron los primeros organismos en el planeta.
Hoy en día sabemos que el agua no es necesariamente una biofirma y, por el contrario, se trata de un compuesto presente en muchos cuerpos no sólo del Sistema Solar, sino del espacio profundo. Planetas, asteroides, cometas e incluso nuestra Luna, tienen agua en sus superficies, pero la explicación sobre cómo el compuesto se generó en nuestro vecindario cósmico, sigue siendo una incógnita para los astroquímicos y astrobiólogos.
El ciclo del agua en el cosmos
Previamente ya se sabía que el agua se movía de las nubes de gas a los discos de formación de planetas presentes en estrellas más jóvenes y luego de cometas a los planetas. Pero hay un eslabón perdido en este entendimiento del ciclo del agua en el cosmos que no predice cómo pasa el agua de las estrellas jóvenes a cometas.
El último hallazgo de un equipo de investigadores liderado por John J. Tobin del Observatorio Nacional de Radioastronomía de los Estados Unidos, apunta a que por fin se ha encontrado el ‘eslabón perdido’ para rastrear el origen del agua. Utilizando el telescopio ALMA en Atacama, Chile, lograron detectar la presencia de agua en forma de gas en el disco de formación planetaria que gira alrededor de la estrella V883 Orionis, ubicada 1,300 años luz de la Tierra.
Cuando en el Universo se genera una nube de gas y polvo, esta tiende a colapsar debido a la gravedad, formando una estrella en su centro. El resultado es una estrella con un disco a su alrededor denominado ‘disco de formación planetaria’ gracias a que es el nido de asteroides y planetas que tomarán forma más adelante en el tiempo.
Tobin y su equipo se encontraban analizando el disco de formación planetaria de V883 Orionis, cuando descubrieron partículas de un tipo de agua gaseosa con una composición química similar al agua en la Tierra. El agua en la Tierra tiende a estar compuesta por dos átomos de hidrógeno y uno de oxígeno, pero la versión encontrada por Tobin y su equipo, es ligeramente más pesada en donde uno de los dos átomos de hidrógeno es reemplazado por uno de deuterio, un isótopo pesado de hidrógeno.
Este tipo de composición química trae información valiosa para los astroquímicos, pues el agua simple y el agua pesada se forman bajo diferentes condiciones, por lo que es posible rastrear cuándo y dónde se formó el compuesto.
El agua es más antigua que el Sol
La medición del agua alrededor de V883 Orionis es impresionante, según los investigadores existe tanta agua ahí como para llenar 1200 veces nuestros océanos. Pero eso no es todo, además su composición es similar a la de los cometas en el Sistema Solar, lo que sugiere que dicho compuesto provendría de la congelación en las nubes del disco planetario y que más tarde se agruparía en forma de cometas.
“Llegamos a la conclusión de que los discos heredan directamente el agua de la nube de formación estelar y esta agua se incorpora a grandes cuerpos helados, como los cometas, sin una alteración química significativa”, explican.
Las conclusiones del estudio son simplemente asombrosas, ya que comprueban que el agua es incluso más antigua que nuestro Sol y por ende, que el propio Sistema Solar. El agua que propició el agua en la vida, se formó en el espacio y luego terminó en la Tierra a manos de los cometas.
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