Hay varias formas de reaccionar ante las dificultades. Podemos derrumbarnos, podemos rendirnos. O podemos luchar, todos juntos. Con hambre, deseo, malicia, con voluntad y determinación. No era aceptable leer en el marcador de San Siro Inter 0 Lazio 1. Increíble decirlo, como sucedió en las últimas salidas del campeonato en el Meazza. Demasiado bonito, este Inter, para estar en desventaja, demasiadas oportunidades, el juego propuesto, las texturas dibujadas, las atajadas de Provedel, los postes rozados, los gritos ahogados. No se veía ese resultado y entonces el estadio entendió, empujó, o más bien empujó a los muchachos. Arrástrate, con vehemencia. Entre el minuto 78 y el 83 el muro biancoceleste finalmente se derrumbó. Primero Lautaro, luego Gosens, que se sacrificó marcando acrobáticamente el primer gol. El delirio en el Meazza desembocó entonces en el 3-1 definitivo, de nuevo con Lautaro, todavía bajo la afición nerazzurra. Que empujón, que victoria. Tres puntos muy pesados, que proyectan al Inter a una altura de 57, a la par de Roma y Milán.

Lo sabemos: termina un abril muy intenso, llega un mayo aún más electrizante. Y no cabía esperar otra cosa de este Inter-Lazio, fundamental en la carrera por la Champions, para dar el pistoletazo de salida al sprint final de este campeonato que en ocasiones ha sido cruel para el Inter. Para empezar fuerte, para dar una señal, el equipo de Inzaghi inmediatamente subió mucho el volumen: de la presión, del juego. Y también encontró en Provedel un oponente difícil de enfrentar, inmediatamente cuidadoso de decir no a Brozovic y Dimarco. Tambor, el Inter de Inzaghi, pero también capaz de desarrollar un juego razonado, hecho de geometrías perfectas. Muchas, muchas veces San Siro se derrite en largos aplausos por acciones que llevan a bellas y desafortunadas conclusiones. Mkhitaryan es uno de los grandes beneficiados de esta cantidad de juego y encuentra el gol en el minuto 25: la escapada de Correa -que le sirve en el área- está empañada sin embargo por fuera de juego, por lo que Guida anula gracias al VAR.

Justo cuando el Inter lamentaba la oportunidad perdida, la Lazio encontró de repente la ventaja, robando un balón al borde del área: Luis Alberto se apresuró a servir a Felipe Anderson, glacial al batir con la derecha a Onana. Un gol que no cambia el marcador del Inter: Mkhitaryan sigue cerca de la red, Barella casi consigue el Eurogol. Entonces Onana cierra la puerta con un buen salto sobre Immobile.

Inter comienza la segunda parte con Dumfries reemplazando a D’Ambrosio. Tras la entrada de Lautaro y Calhanoglu, el conjunto de Inzaghi asedia la defensa biancoceleste. Parecen los minutos finales del partido, pero en cambio queda casi media hora por jugar. Provedel es milagroso en la diagonal de Dimarco, Dumfries no encuentra el desvío en la cruz de Lukaku. Aquí, Romelu. No encuentra la conclusión pero juega muy bien, sirviendo a sus compañeros. Lautaro no toma el balón enseguida, lo remata Casale en un buen pase en profundidad de Dumfries, pero no se desanima, reacciona, marca.

En el minuto 33 del segundo tiempo llegó por fin el empate: como en un partido del Inter-Crotone hace dos años, Lukaku mandó a puerta a Lautaro. El Toro, en un tobogán, vence a Provedel y embiste todo el estadio. El Meazza es un caos, Lazio está sin aliento, deben pensar solo en defenderse, pero se ven obligados a capitular. La presión del Inter era demasiado vehemente, demasiada calidad en las jugadas, demasiadas ganas de ganar como atestiguan las persecuciones de Brozovic que rompía dos veces los letales contraataques de la Lazio. Lukaku, desde el centroderecha, encuentra a Gosens en el segundo palo. El alemán vuela y con un zurdazo, con un split aéreo, hace el 2-1. Luego, al caer hacia atrás, sufre una dolorosa dislocación en el hombro que lo obliga a ser reemplazado de inmediato, en un Meazza más allá de cualquier umbral de ruido.

Es un sho nerazzurro, que tiene su cumplimiento en el minuto 90 cuando Lautaro aprovecha un pase hacia atrás incorrecto para batir en el mano a mano a Provedele, tras un despeje inicial del portero. Su gol 17 en la Serie A es el del 3-1, de seguridad. El logo en un partido brillante, en una merecida victoria, en un domingo nerazzurro que nos introduce en un mayo para vivir.

inter.it