Madrid.- Europa ha vivido uno de los inviernos más secos y cálidos de las últimas décadas, después de que en 2022 ya se batieran récords de falta de lluvias y exceso de calor, una combinación que pone en riesgo a medio continente y que agudiza una sequía que del campo podría extenderse al abastecimiento humano.
Según el informe anual del Servicio de Cambio Climático de Copernicus, las temperaturas en Europa han aumentado el doble de la media mundial y más rápido que en cualquier otro continente, y también llueve menos, sobre todo en el sur del Viejo Continente, lo que produce anomalías sustanciales en la humedad del suelo, y eso afecta especialmente a la agricultura y a la ganadería.
Uno de los países más afectados es España, donde este jueves se ha celebrado una reunión extraordinaria del Consejo de Ministros para aprobar un paquete de ayudas con el que paliar los efectos de la sequía que supera los 2.188 millones de dólares, 696 de ellos para el sector agrario.
Ayudas que llegan ante la falta prolongada de lluvias y mientras los embalses están al 48,9 %, después de cinco semanas consecutivas en las que ha bajado la reserva hídrica, pero sólo unas horas antes de que comience la campaña electoral para los comicios municipales y regionales del 28 de mayo, por lo que ya han sido tachadas de “electoralistas” por la oposición al Gobierno de Pedro Sánchez.
Junto a las medidas para el sector primario se aprobaron otros 766 millones de dólares en actuaciones prioritarias en las cuencas más castigadas para mejorar los recursos hídricos.
Francia también sufre una grave sequía, especialmente en el sur y el este del país, que se suma a la que ya hubo el año pasado, cuando la totalidad del territorio estuvo afectada por la falta de precipitaciones.
Las lluvias que han llegado a parte del país en los primeros días mayo no serán por ahora suficientes, ya que el 75 % de las capas freáticas del país está por debajo de su nivel normal. La agricultura y la ganadería han avisado de que 2023 será un “año negro” para la producción de alimentos.
Ante ese panorama, el departamento de Pirineos Orientales, en Francia, anunció esta semana importantes restricciones para el uso doméstico, industrial y agrícola del agua, con sanciones para los infractores, que pueden ir hasta los 1.639,6 dólares para los particulares y los 8.198 para las empresas.
Un total de 20 de los 96 departamentos del territorio metropolitano tienen ya algún tipo de restricción, como el llenado de piscinas privadas, y otros 27 se encuentran en estado de vigilancia, por lo que se teme que las medidas se extiendan y se hagan más duras según se acerca el verano.
Los agricultores tendrán que reducir con carácter general el consumo de agua en un 50 %, aunque la reducción será del 25 % para algunos cultivos particularmente sensibles o para los que utilicen sistemas de riego que ahorran recursos, como el que funciona por goteo.
Italia vive también una preocupante sequía que afecta especialmente al valle de su principal río, el Po, que atraviesa todo el norte del país desde los Alpes hasta desembocar en el mar Adriático. El pasado verano sufrió una falta de agua sin precedentes en 70 años.
Según el Centro Nacional para las Investigaciones (CNR), en lo que va de año un 6,3 % del territorio nacional está azotado por una sequía calificada de “severa-extrema”, aunque las precipitaciones de finales de abril y principios de mayo han aliviado la situación.
El Observatorio de la Sequía del CNR explica en su último boletín que el nivel en los grandes lagos del norte, Como, Iseo y Maggiore, era “preocupante” hasta el 20 de abril, pero han registrado “un lento aumento” que los ha dejado por encima de la media para la temporada. Más preocupa el lago de Garda, en un 48,6 % de su capacidad.
Ante esta situación, el Gobierno de Italia, de Giorgia Meloni, entre otras acciones, ha constituido un ente para seguir la crisis hidrológica y en su primera reunión el pasado viernes se aprobó el desembolso de 102 millones de euros para tomar medidas “urgentes” en las regiones de Lombardía, Piamonte, Véneto, Emilia Romagna (norte) y Lazio (centro).
No están mejor en Portugal, donde la sequía ya afecta al 89 % de su territorio, sobre todo a la región sur y la moderada al noreste del país, después de que la situación se agravase durante el mes de abril por las bajas precipitaciones y las altas temperaturas, según un informe divulgado esta semana por el Instituto Portugués del Mar y la Atmósfera (IPMA).
También en Turquía este invierno ha sido de escasas precipitaciones. Los embalses de Estambul marcan a fecha de hoy un nivel del 50 % de su capacidad, la cota más baja para estas fechas desde 2014, ya que normalmente en este mes suele oscilar entre el 70 y el 90 %. EFEverde