Bichacueth Yath es un santuario de la naturaleza y el arte, a tan solo 30 minutos de Cali. La Administración Distrital apoya estos emprendimientos turísticos.
La lengua nasa, ancestral en Colombia, reza que la palabra Bichacueth significa ‘santuario de aves’. Y sí, en Cali tenemos varios de ellos, pero Bichacueth Yath, a media hora, enclavado en las montañas circundantes de la Sultana del Valle, es también un santuario al arte plasmado en la naturaleza.
Don Tomás y doña Nubia son los artífices de que en esta zona rural exista un lugar único de su clase a nivel nacional, donde un tesoro mágico es celosamente protegido, tan solo crece un centímetro por año y se alimenta de la humedad del aire. Hablamos del musgo, que aquí es como oro puro, alimenta la tierra y las especies arbóreas pero, además, crece con arte.
Su verde incandescente crece sobre cientos y miles de figuras que parecen un pesebre 24/7 y encima de esculturas de barro, que son obra del mismísimo Tomás. “Una vez era época de Semana Santa y mi esposa estaba hablando con unos turistas. Le dije: ‘mija, dígales que aquí tenemos el Cristo en barro’. Ella sonrío algo incrédula pero sabiendo que así sería y, tal cual, me puse manos a la obra y se les tuvo el Cristo en barro a su llegada”, comenta.
A propósito de llegada, en Bichacueth Yath el recibimiento para los visitantes es muy ‘vikingo’. Tomás agarra un cuerno de tamaño medieval y, a punta de pulmón, lo hace sonar tan fuerte que hasta los perros de la zona responden; y eso que lo escuchan todos los días. Eso sí, el Negro (la mascota de los dueños) es el único permitido en el territorio. “Es que él no riñe con los animales o pájaros que aquí se encuentran. Es un testigo pasivo de los turistas”, comenta Tomás. Aunque no tan pasivo, pues Negro sabe exactamente dónde descansar: en los puntos estratégicos para que todos disparen sus flashes y, claramente, él sea protagonista.
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Mantener vivo Bichacueth Yath no es una tarea fácil ni económica, pero el lugar es tan conocido que casi ni propaganda necesita. Al sitio llegan un promedio de 50 personas mensuales, sin contar los 200 o 300 estudiantes de instituciones públicas en sus salidas extracurriculares.
Duendes, la ‘pata sola’, el Mohán (dios de las aguas), el Cristo y miles de pequeñas figuras, con los años son cubiertas por el preciado musgo, ese que con tanto celo cuidan Tomás y su familia. Bichacueth Yath también representa oportunidades laborales para gente de la zona: en temporadas altas alcanza a contratar hasta seis guías.
De la mano de la Alcaldía de Cali y su Secretaría de Turismo Distrital, han aprendido temas de atención al ciudadano y calidad del servicio. Tomás y Nubia también asisten a vitrinas turísticas y ruedas de negocio organizadas por la Administración del médico Jorge Iván Ospina, fundamentales en la visibilización y marketing de su emprendimiento.
La visita a este templo viviente del musgo y el arte en Cali, es solo bajo reserva y resulta muy fácil. Solo hay que contactar a Nubia directamente al 317 497 71 91 o buscarlos en redes sociales como @BichacuethYath.
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