El primer reto es combatir la extracción ilegal de oro. El Gobierno gasta recursos para formalizar a los mineros artesanales y de pequeña escala, pero deja de lado la planeación, estructuración y estipulación de unas reglas de juego que permitan generar un modelo de negocio rentable para los mineros que dan el paso hacia la formalidad. La minería convencional se enfrenta a la encrucijada de coexistir con proyectos de minería de pequeña escala. Acá una mirada a un escenario complejo con alta rentabilidad.

18 de diciembre de 2023

Jorge Armando Tarra | magíster en Recursos Minerales de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede Medellín

Oscar Jaime Restrepo Baena.share

La tendencia ha sido a establecer procesos de coexistencia entre la minería formal y la informal con el ánimo de llevar a esta última a la legalidad.La tendencia ha sido a establecer procesos de coexistencia entre la minería formal y la informal con el ánimo de llevar a esta última a la legalidad.

Colombia cuenta con un potencial minero para desarrollar proyectos extractivos de minería convencional –particularmente de oro, a media y gran escala–, y aunque se espera que este genere beneficios para las comunidades, regiones y la nación, ha sido explotado principalmente por pequeños mineros informales quienes tienen un acercamiento diferente al cumplimiento de las leyes y normas administrativas que rigen las relaciones de propiedad, y en gran medida hacen aprovechamiento no completamente racional del recurso mineral.

Históricamente muchos de los motivos detrás de la promulgación de leyes y regulaciones mineras en Colombia se han basado en promover la inversión en el sector de la minería convencional y captar el mayor flujo de inversión extranjera directa, dejando de lado la minería artesanal y de pequeña escala.

En los últimos años la tendencia del Gobierno ha sido cambiar esta situación con el ánimo de sentar las bases para que muchos mineros que no cuentan con los requisitos mínimos para dar el paso a la legalidad encuentren las bases legales para hacerlo; sin embargo esto es complejo, ya que persisten muchas barreras, entre ellas la desarticulación de las entidades gubernamentales del sector minero, la demora en los trámites de los procesos de legalización y titulación minera, la ausencia de esquemas de incentivos que estimulen los procesos de formalización y los obstáculos para acceder a apoyos económicos o líneas de créditos.

Minería de oro en Colombia

La minería de oro ha desempeñado un papel importante en la economía del país, debido en gran medida al precio relativamente estable del oro, el cual ha venido aumentando durante la mayor parte de la última década, alcanzando máximos históricos que han superado los 2.000 dólares la onza troy, tal como sucede hoy.

En 2022, la Subdirección de Minería de la Unidad de Planeación Minero Energética (UPME) reportó una producción de 42,14 toneladas de oro concentrada en varios departamentos, entre los que se destacan Antioquia, Chocó y Bolívar, conocidos por sus ricos yacimientos auríferos, por lo que la actividad minera ha sido una parte integral de sus economías locales.

La producción de oro es una de las de mayor crecimiento en el país y se muestra como un actor principal en su desarrollo económico. Según la UPME, en 2022 el recaudo por concepto de regalías asociadas con la extracción de oro ascendió a la suma de 69,46 millones de dólares.

Los beneficiarios de estos recursos son principalmente las entidades territoriales, que los destinan a proyectos de desarrollo social, económico y ambiental municipal y regional, y también al ahorro público y al pago del pasivo pensional territorial, a las inversiones en educación, ciencia y tecnología, a las actividades de fiscalización de yacimientos y al incremento del conocimiento geológico.

Hasta hace poco la mayor parte de la producción de oro de Colombia procedía de la minería aluvial, la cual representaba alrededor del 80% de la producción total del país. Sin embargo, la minería subterránea ha ido aumentando su importancia en la producción nacional.

En 2022 varios proyectos de minería subterránea contribuyeron significativamente a la producción nacional de oro, permitiendo que la minería subterránea representara más del 42% de la producción total nacional. Según la Agencia Nacional de Minería (ANM), los proyectos subterráneos más representativos en la producción de oro fueron las minas:

  1. Buriticá de Zijin, de Continental Gold, con 246.886 onzas.
  2. Segovia y Marmato, de Aris Gold Corporation, con 235.379 onzas.
  3. Cisneros, de Antioquia Gold, con 48.955 onzas.
  4. El Bagre y Nechi, de Soma Gold Corp, con 23.115 onzas.
  5. El Roble, de Atico Mining Corporation, con cerca de 11.254 onzas.

En general, la actividad de extracción de oro en el país se podría nominar como atomizada, es decir que existen múltiples actividades de extracción en diferentes zonas, la mayoría de las cuales están en manos de la minería a pequeña escala. La minería convencional se enfrenta a la encrucijada de coexistir con proyectos de minería de pequeña escala que por tradición e historia han desarrollado la actividad en las regiones.

Cuando los dos escenarios entran en conflicto se abre una puerta para que entren en escena actores no deseados que desvían la atención y hacen que se pierda el objeto del trabajo digno y legal en las regiones mineras, y además traen consigo los problemas propios de actividades ilegales –y en algunos casos criminales– permitiendo con ello que se genere un detrimento de las condiciones económicas, ambientales y sociales de las regiones y de la nación.

La producción de oro en Colombia ha enfrentado desafíos considerables, que incluyen la explotación ilegal, la deforestación, la contaminación ambiental y los impactos sociales. Fuente:   Luis Robayo / AFPLa producción de oro en Colombia ha enfrentado desafíos considerables, que incluyen la explotación ilegal, la deforestación, la contaminación ambiental y los impactos sociales. Fuente: Luis Robayo / AFP

Procesos de coexistencia entre las diferentes escalas mineras

Generar estos procesos es una posible solución y permitiría evitar enfrentamientos. El principal problema en la coexistencia entre estos actores es: querer extraer oro en un mismo sitio y de un mismo depósito mineral en territorios donde los explotadores competidores tienen puntos de vista divergentes sobre la propiedad de la tierra.

Los titulares mineros insisten en la exclusividad de sus “concesiones y derechos legalmente adquiridos”, y por lo tanto ven a los pequeños mineros como “invasores”; estos, por otro lado, perciben su territorio de operación como sus derechos tradicionales para trabajar en la tierra y extraer el metal precioso.

Los objetivos de las soluciones planteadas suelen ser específicos y no contemplan la complejidad del problema; el Gobierno gasta recursos para formalizar a los mineros artesanales y de pequeña escala, pero deja de lado la planeación, estructuración y estipulación de unas reglas de juego que permitan generar un modelo de negocio rentable para los mineros que dan el paso a la formalidad.

Porcentaje de oro legal e ilegal

La extracción ilegal de oro ha sido un problema persistente en Colombia, con importantes implicaciones ambientales, sociales y económicas. Según un informe de la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito, un porcentaje significativo de la producción de oro proviene de actividades ilegales, especialmente de la minería de oro de aluvión.

La falta de regulación, control y supervisión en algunas áreas ha contribuido a este fenómeno. En el 2022, la Asociación Colombiana de Minería indicaba que el 57% de la producción de oro nacional se obtuvo de operaciones formales, revelando que aún existe más del 40% de informalidad en la actividad minera aurífera en el país.

Tendencias y retos

La producción de oro en Colombia ha enfrentado desafíos considerables, que incluyen la explotación ilegal, la deforestación, la contaminación ambiental y los impactos sociales.

En los procesos de coexistencia es necesario recordar y tener claro que la minería es un negocio cuyo objetivo es generar valor o utilidad para los actores involucrados: el Estado como dueño y administrador de los recursos naturales; la comunidad como receptora de los beneficios sociales generados por las rentas del sector minero; y los pequeños mineros y la minería convencional como explotadores. La minería de oro tiene particularidades que la convierten en riesgosa, de largo plazo, y con alta incertidumbre, y que además exigen disponibilidad de capital para realizar fuertes inversiones.

Perspectivas futuras

La producción de oro dependerá tanto de la efectividad de las medidas regulatorias como de la aplicación de la ley y los esfuerzos para promover prácticas sostenibles. También es probable que las dinámicas del mercado internacional del oro y los estándares ambientales influyan en la dirección futura del sector minero en el país.

Reconociendo la oposición social que se he generado y que aún genera la actividad extractiva por sus externalidades políticas, sociales, económicas y ambientales, la minería de oro convencional y de pequeña escala deben tener –cada vez con mayor convicción– el afán de mejorar sus relaciones y legitimar las explotaciones auríferas como un factor de progreso.

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