El cambio climático ya causa estragos en la vida y en la salud en toda Europa, según el estudio The Lancet Countdown 2024, que revela que, en 20 años, las muertes relacionadas con el calor han aumentado un 9 % en el Viejo Continente, con España a la cabeza, y que el incremento de la mortalidad en mujeres multiplica por 1,5 al de los hombres.

Según el informe, entre 2003-2012 y 2013-2022, las muertes asociadas al calentamiento en Europa han repuntado en 17,2 por cada 100.000 habitantes, pasando de 50,8 en el primero de los periodos, a 68 en el segundo.

Las muertes suben el 11% en el Sur de Europa

El incremento de muertes ha sido del 9 % en Europa a nivel global y del 11 % en el sur, según la misma fuente, que recoge que el número de días de ola de calor ha crecido el 41 %.

Por países, el avance de fallecimientos osciló entre las 39,9 muertes más en España por cada 100.000 habitantes (pasaron de 28 a 52,8) por calor y el caso de Islandia, donde pasaron de -6,9 casos (más fallecimiento por frío que por calor) a 5,9.

Además, el informe revela que las repercusiones negativas del cambio climático sobre la salud no son iguales para todos ni en Europa ni en el resto del mundo y, a menudo, reflejan desigualdades socioeconómicas o de género, entre otras.

Así, mientras en los hombres el aumento de la mortalidad relacionada por el calor ha sido de 13,9 por 100.000 habitantes de 2003-2012 a 2013-2022, en el caso de las mujeres, la cifra se eleva a 21,5 muertes más (1,54 veces más).

Según los datos recogidos en el informe, las muertes relacionadas con el calor en mujeres han pasado de 67 a 88,4 casos por cada 100.000 habitantes, y en el de los hombres de 42,1 a 55,9.

Más horas de riesgo y enfermedades

Entre otros datos, el estudio recoge que las horas de riesgo para la actividad física por estrés térmico también han aumentado entre 1990-2022 tanto para actividades medias (ciclismo o fútbol) como extenuantes (rugby o ciclismo de montaña), «lo que posiblemente se traduzca en una reducción de la actividad física y, por tanto, en un aumento del riesgo de enfermedades no transmisibles».

En paralelo, la idoneidad climática para diversos patógenos y vectores de enfermedades sensibles al clima, como, Vidrio, virus del Nilo Occidental, dengue, malaria, leishmaniasis y garrapatas (propagan la enfermedad de Lyme o encefalitis), ha aumentado en Europa.

Mientra el sur de Europa tiende a verse más afectado por las enfermedades relacionadas con el calor, incendios, inseguridad alimentaria, sequía, enfermedades transmitidas por mosquitos y la leishmaniasis; el norte se ve igual o más afectado por vibrio y las garrapatas.

Los hogares con bajos ingresos tuvieron una probabilidad sustancialmente mayor de experimentar inseguridad alimentaria, las muertes atribuibles a una dieta desequilibrada fueron mayores entre las mujeres y la exposición al humo de los incendios forestales fue mayor en las zonas muy desfavorecidas.

En 2021, casi 60 millones de personas experimentaron inseguridad alimentaria moderada o grave en Europa, 11,9 millones de ellas por un mayor número de días de ola de calor y meses de sequía, según el documentos, que añade que as muertes atribuibles a una dieta desequilibrada fueron mayores entre las mujeres.

Un año después, en 2022, las pérdidas económicas debidas a fenómenos meteorológicos extremos se estimaron en 18.700 millones de euros, cifra que equivale al 0,08% del PIB europeo y de la que el 44,2 % (8.200 millones de euros) no estaba asegurada.

Urge actuar

Coordinado por Barcelona Supercomputing Center y el Instituto de Salud Global de Barcelona, The Lancet Contdown Europe monitoriza 42 indicadores relacionados con los efectos del cambio climático y en su elaboración han participado 69 expertos de cuarenta instituciones académicas y de la ONU.

Además de revelar los efectos negativos del cambio climático en la salud humana y cómo éstos tienden a distribuirse de forma desigual, el estudio pone de manifiesto la falta de acción política para proteger a los ciudadanos.

En este sentido, subrayan que muchos países europeos siguen siendo grandes contribuyentes a las emisiones y 29 de los 53 países analizados continúan subvencionando los combustibles fósiles, pese a los perjuicios que se sabe que causan a la salud.

Para cumplir con las últimas recomendaciones de los expertos climáticos de la ONU (IPCC), como ser neutros en carbono en 2040, las emisiones de los sistemas energéticos europeos deberían reducirse a un ritmo aproximadamente tres veces superior al actual, recuerdan.

«Si no se toman medidas decisivas, pueden agravarse los efectos actuales del cambio climático y perderse oportunidades de obtener considerables beneficios colaterales para la salud a corto plazo», señalan los expertos.

En su opinión, teniendo en cuenta las repercusiones del cambio climático dentro y fuera del Continente y el papel que ha jugado en su generación, «Europa debería comprometerse con una transición medioambiental justa y saludable, que incluya asumir una responsabilidad global y apoyar a las comunidades más afectadas».

A pesar de que la crisis climática agrava las desigualdades existentes y a un mes de las elecciones Europeas, «los indicadores sobre gobernanza y política muestran un escaso compromiso con los aspectos de igualdad, equidad o justicia en la investigación, la política y los medios de comunicación sobre el clima y la salud», han lamentado. EFEverde
atm