Sídney (Australia), 27 may (EFEverde).- El Centro Nacional de Desastres de Papúa Nueva Guinea afirma que más de 2.000 personas quedaron enterradas por la gran avalancha que asoló una remota localidad del norte del país la madrugada del viernes.
Según una carta del centro fechada el domingo y enviada al coordinador de la ONU en el país, a la que tuvo acceso EFE este lunes, «más de 2.000 personas quedaron enterradas vivas» por la «masiva avalancha» ocurrida cerca de la mina de oro Porgera, en la provincia de Enga, al norte del país.
El alud, que ocurrió el viernes a las 3 de la madrugada (17.00GMT del jueves), «provocó una gran destrucción de edificios, jardines y ha generado un gran impacto en el sustento económico del país», señala la misiva, que añade que la principal carretera de acceso a la mina de Porgera «está completamente bloqueada». El derrumbe de parte de una montaña mandó tierra y rocas a entre seis y ocho kilómetros de distancia e impactó directamente sobre la población de Kaokalam, a 600 kilómetros de la capital del país, Port Moresby.
Decenas de casa quedaron sepultadas por una capa de entre seis y ocho metros de profundidad, que también golpeó a las carreteras y caminos que conectan con la localidad, lo que dificulta las labores de rescate y de ayuda a los supervivientes.
«La situación continúa inestable pues el deslizamiento de tierra continúa lentamente, lo que supone aún un peligro para los equipos de rescate y los supervivientes», subraya la carta.
Fuentes de la ONU consultadas por EFE informan de la dificultad de determinar con exactitud el número de víctimas mortales y desaparecidos debido en parte al trabajoso operativo de rescate por la inestabilidad del terreno y el difícil acceso a la zona.
La misión de rescate «puede durar días»
La ONU afirmó que el complicado operativo de búsqueda y rescate iniciado tras la enorme avalancha que ha enterrado una remota población de Papúa Nueva Guinea y ha causado unos 670 fallecidos «puede durar días» por la inestabilidad del terreno y el difícil acceso.
«El Ejército de Papúa Nueva Guinea lidera los esfuerzos de búsqueda y rescate. La lejanía del sitio, el continuo movimiento del terreno y los daños a las carreteras de acceso están frenando los esfuerzos», apunta en un comunicado la oficina de la ONU en este país oceánico.
«Las autoridades gubernamentales se centran en limpiar los escombros y mejorar el acceso al lugar. Si bien aún no se conoce el número exacto de víctimas, las comunidades afectadas estiman que al menos 670 personas están desaparecidas. Esta cifra está sujeta a cambios ya que los esfuerzos de rescate están en curso y se espera que continúen durante días», remarca la ONU.
Los supervivientes y voluntarios retiran piedras a mano y tratan de excavar con palos y machetes en la densa lengua de tierra y rocas que ha dejado la avalancha, según se aprecia en vídeos desde el terreno publicados por el canal papuano NBC, que informan que dos personas fueron rescatadas con vida.
Un líder comunal de la región describió como «descorazonadora» la situación, en declaraciones al portal neozelandés Radio New Zealand.
«Hay gente que todavía está enterrada. Puedes oírlos gritar (por ayuda)», apunta este papuano.
Alrededor de 4.000 personas viven oficialmente en la zona donde ocurrió el alud, aunque las autoridades estiman que el número de personas afectadas es mayor, ya que el pueblo en el que ocurrió es un lugar en el que se refugian lugareños que huyen de conflictos y enfrentamientos tribales en aldeas cercanas.
En paralelo a las tareas de rescate, la ONU y las autoridades locales también han desplegado una misión para atender a los damnificados. «Se están preparando para su transporte y distribución los suministros de emergencia necesarios, incluidos refugios temporales, alimentos y agua», apunta en su comunicado la ONU al subrayar que se han establecido centros de evacuados en colaboración con las autoridades locales y las Fuerzas Armadas.
Cifras del domingo de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), que tiene a seis trabajadores en la zona de la catástrofe, estimaban en 150 las casas y en 670 los enterrados bajo la avalancha, con «las esperanzas de hallarlos con vida desvaneciéndose».
La avalancha también ha desplazado a unas 1.000 personas, según esta agencia.
El área afectada suele padecer de lluvias intensas e inundaciones, y los desprendimientos no son inusuales en el país, en el que, pese a la riqueza en recursos naturales, una gran parte de sus más de nueve millones de habitantes vive en extrema pobreza y se encuentra aislada por déficit de comunicaciones e infraestructura, especialmente en lugares remotos como el de la actual catástrofe.
Papúa Nueva Guinea se asienta sobre el llamado Anillo de Fuego del Pacífico, una zona de gran actividad sísmica y volcánica que es sacudida al año por unos 7.000 temblores, la mayoría de ellos moderados. EFEverde/Delegación EFE