Partido muy complicado, con lesiones de Calhanoglu y Acerbi en la primera parte. El gol del capitán (133 goles, el séptimo de todos los tiempos y el mejor extranjero de la historia de los nerazzurri) y las paradas de Sommer para una victoria muy importante

Voluntad y poder, fuerza e historia repitiéndose. Lautaro Martínez es el capitán del Inter, tiene piernas poderosas y un pie derecho ardiente. El mismo que arde por dentro, el mismo que arde por dentro a Istvan Nyers, el increíble delantero nerazzurri que marcó 133 goles para el Inter entre los años 40 y 50. 133, como los goles de Lautaro, que asciende, junto a Nyers, al séptimo puesto de la tabla de goleadores de todos los tiempos de la historia nerazzurri. Los dos son los mejores goleadores extranjeros del Inter, y el gol que llegó al Olímpico, el que trae estos tres puntos pesados, ganados con esfuerzo y deseados, es precisamente un hilo que une a Nyers con Lautaro. Un disparo certero y violento, una mezcla de habilidad y deseo.

La misma masa de todo el equipo, en un partido infinito, muy duro, complicado por las lesiones de Calhanoglu y Acerbi en los primeros minutos, que continuó con algunas emociones y que finalmente se desenfrenó con la piedra lanzada por Toro. Luego la batalla, los contraataques, el casi doblete, las paradas de Sommer. Músculos llenos de fatiga, respiración que se acorta, cabeza que permanece despejada, hasta el final. Y nervios fuertes, incluso en los momentos más complicados, incluso al final de esa recuperación llena de tensión, cerrada por las grandes manos de Sommer buscando el disparo de Soule. Al final de todo esto, al final de un partido sin goles, llegan tres puntos que valen oro: la Roma venció 1-0, el Inter sigue segundo, 17 puntos (-2 del Nápoles).

Dos semanas sin el Inter, muchas ganas de empezar de nuevo, sabiendo que a partir del Olímpico será un torbellino: 7 partidos en 21 días, con partidos importantes, Champions League, entre semana. Todo, en definitiva: no hay un comienzo lento, simplemente vamos muy rápido desde el primer minuto de un partido difícil, duro, deseado por ambos equipos.

La lluvia que da paso al cielo despejado, un arco iris que se abre en el cielo de Roma, justo encima del Olímpico. Este es el escenario de un desafío abierto por las arremetidas de un Thuram a veces esquivo, capaz de devastar inmediatamente la defensa de la Roma, bien protegida por un atento Svilar.

Las tensiones de los compromisos con las selecciones y un pellizco de mala suerte. En el minuto 12, Calhanoglu recibe la primera factura: baja por lesión, entra Frattesi y Barella se desplaza al centro. Comienza un combate extraordinario para el número 23, que lucha y revierte la acción sin escatimar ni una gota de energía. Delante Thuram está súper por la noche: inalcanzable, contenido sólo por Svilar, el mejor de la Roma. El Inter juega y sólo permite la emoción, con Sommer a punto de marcar en propia meta, perdonado por el palo. El Inter también disparó al palo, con Mkhitaryan.

Acerbi se rinde al minuto 25: entra De Vrij y se utilizan dos espacios de cambio. No debemos perder la compostura, el Inter lo hace manteniendo a raya a la Roma mientras lucha por construir, aunque a veces encuentre el hueco central para Pellegrini.

Resumen del partido 20 de octubre de 2024
Roma 0-1 Inter | Aspectos destacados | Serie A 24/25

Por momentos el partido se vuelve menos bonito, el Inter se apoya en Thuram pero hacia el final de la primera parte sufre más el avance de la Roma. Aunque no mucho. En la segunda mitad, sin embargo, el cansancio aumenta y el nerviosismo empeora. Comienzan las cartas, los duelos se multiplican. Massa, que en la primera parte no intervino ante una posible falta sobre Thuram lanzada hacia la portería, debe trabajar en un partido que se complica. Los disparos de Frattesi abren abismos: el gol del partido surge de una de sus carreras. El balón en el área llega al área de Lautaro, el derechazo hacia el arco es un relámpago que deslumbra a todos. Svilar no puede hacer nada, la carrera bajo la afición es liberadora y muy dulce.

Thuram está cerca de duplicar el marcador, Dybala está cerca de igualar. Comienza el partido, la Roma no está. Inzaghi manda al campo a Dumfries, Bisseck y Correa. Juric los prueba todos, con Baldanzi y Soulé. El Inter descubre la energía oculta, Dumfries vuela hacia la derecha y un extraordinario Svilar rechaza dos veces. Defensa y contraataque, la única receta que adopta el Inter en la final, pero son lo suficientemente claras como para no ser aplastadas. Barella lidera con mucho corazón, todos luchan. Al final del tiempo de descuento, el zurdazo de Soule fue un duro golpe para todos los nerazzurri en el Olímpico. Sommer vuela, se desvía, ya no hay tiempo. Sólo existe el Inter.

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