Los amarillos suman un gran triunfo en Pucela tras disponer de un sinfín de ocasiones desbaratadas por el meta local
Ni el hecho de que el meta local tuviese su gran tarde fue capaz de detener al Submarino. El Villarreal creyó en todo momento en el triunfo y sumó una victoria clave para mantenerse en los puestos europeos en su visita al Real Valladolid (1-2). Los amarillos -guiados por Ilias Akhomach y la magia de Álex Baena- se enfundaron el mono de faena y sacaron el colmillo para sumar de tres con goles de Barry y Ayoze.
Aunque fue el Villarreal el que impuso su dominio sobre el balón desde el principio, la zaga pucelana se cerró a la perfección en cada sacudida del Submarino. Así, a los de Marcelino no les costaba llegar pero sí penetrar en el área del Valladolid.
Los movimientos de Ilias, Pepe o Baena no conseguían romper el cerco del conjunto de Pezzolano hasta que, al borde de la media hora, llegó el 0-1. Akhomach caracoleó en el área, cedió a Comesaña y este a Femenía, que conectó un centro perfecto desde la derecha para que Barry, en el área pequeña, rematara de cabeza a la perfección.
Con el gol, el Valladolid se vio obligado a estirarse y a salir de su guarida, pero el conjunto amarillo se replegó a la perfección, evitando así cada intento de ataque de los blanquivioletas.
Con más espacios, el Submarino ganó en peligrosidad. En el 31, Pepe lo intentó con un gran disparo a media altura tras una rápida contra que el meta Hein repelió con una gran intervención.
Y ya al borde del descanso, doble oportunidad para los amarillos. La primera llegó con un centro raso de Femenía que Barry, lanzado en plancha, no remató por milímetros. Justo en la siguiente jugada el francés recibió un gran pase en profundidad de Baena para probar con un tiro cruzado que, de nuevo Hein, detuvo.
En el 48, Baena sacudía de nuevo la portería pucelana con un impresionante trallazo a media vuelta y al palo largo que se estrelló contra el palo. Una pena porque el disparo del almeriense era sencillamente imparable.
Encadenaba ocasiones y llegadas el Villarreal cuando llegó el empate del Valladolid. En el 59, Sylla anotaba un penalti cometido sobre él mismo para poner el 1-1 en el marcador.
Y vuelta a empezar. Los blanquivioletas cedieron metros y el Submarino siguió rondando el área de los locales. Y fue entonces cuando la figura del portero Hein, ya presente durante todo el choque, se hizo gigante.
Y es que no importó quién ni cómo: el estonio repelió cada oportunidad de los amarillos. Primero con un remate de cabeza de Costa, después tras un gran tiro en la frontal de Pape Gueye y finalmente en un zurdazo tremendo de Ilias Akhomach que Hein, con una gran mano, despejó en el último momento.
Parecía que solo un milagro podía romper el empate…y llegó. En el 83, Álex Baena -siempre la grandeza de Baena- conectaba un gran centro para que Ayoze, de cabeza, alargara un poco más su romance con el gol. El Villarreal, por fin, respiraba tranquilo después de un sinfín de oportunidades.
En los últimos compases, el dominio amarillo se alargó aún más para que los pucelanos no disfrutaran de oportunidades y poder sumar, de nuevo, de tres.
Los amarillos se medirán la próxima semana por partida doble, ya que el martes 29 visitarán al Poblense (Municipal de Sa Pobla 21.00 horas) y el sábado 2 recibirán al Rayo Vallecano (18.30 horas, Estadio de la Cerámica).
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