El sonido proviene de debajo la plataforma de hielo en la Antártid
Desde hace 64 años un extraño sonido en la Antártida identificado como “algo muy parecido el graznido de unos patos”, sigue siendo un enigma. Desde entonces, con ocurrencia el sonido recorre el océano desde las aguas antárticas hasta la costa occidental de Australia.
Escuchado por primera vez en 1960, los submarinistas que patrullaban los océanos australes alrededor de la Antártida lo apodaron “bio-duck”. ¿De qué se trata y por qué aún no tiene respuesta?
Para lograr descifrarlo la ciencia decidió comenzar a investigar el raro sonido. Por eso, en los años posteriores han buscando descubrir dónde se origina, quién lo produce y por qué. En 2014, la respuesta abría camino.
Te decimos que encontró, pero primero escucha el sonido. ¿Identificas algo? ¿qué crees que sea?
El extraño sonido a pato, podría pertenecer a un mamífero enorme
El audio proporcionado por la NOOA, revela más allá del sonido del agua, un pequeño graznido de pato. Gracias a eso, se comenzó a cazar el sonido extraño.
Los investigadores descifraron que se repite de manera característica en diferentes regiones del océano, especialmente en Australia, Nueva Zelanda y la Antártida, incluso durante un análisis acústico en la Cuenca de Fiji Sur.
En 2013, los investigadores mientras estudiaban el comportamiento de dos ballenas minke antárticas mediante etiquetas acústicas escucharon el bio-duck o algo parecido, así que decidieron vincular el sonido.
Con el paso de la investigación observaron que el bio-duck era el sonido que emitían las ballenas minke antárticas antes y durante las inmersiones para alimentarse. El análisis de las grabaciones acústicas se publicó en Biology Letters el 23 de abril de 2014.
En ese entonces, se pensó tener la respuesta al extraño sonido. Sin embargo, el caso acaba de dar un giro inesperado. Un grupo de investigadores ha dado con sonidos similares registrados en áreas donde no se avistaron estos cetáceos.
Entonces…¿qué es?
Ross Chapman, experto en acústica oceánica de la Universidad de Victoria en Canadá, ha estudiado el fenómeno desde 1986. Según el propio Chapman, los datos recopilados a lo largo de décadas indican que el sonido es claramente de origen biológico y de estas ballenas.
Inicialmente, la repetitividad del ruido generó dudas, pero con la evolución de las herramientas acústicas, se identificaron patrones que apuntan a estos animales marinos como los responsables.
Lo que no sabían era que algunas ballenas minke pasan el invierno bajo la plataforma de hielo, razón por la que pueden no verlas en la zona, pero estén presentes. Ahora, pudieron notar que varios emisores generan estos ruidos desde distintas ubicaciones (con una distancia larga o corta) alternando entre “hablar” y “escuchar”, lo que sugiere un comportamiento similar a una conversación.
Aunque no descartan la idea de que otros cetáceos también generen sonidos similares.
ecoosfera.com