Solo en el primer día de los incendios en Los Ángeles (Estados Unidos) la Sociedad Protectora de Animales de Pasadena recibió 250 animales para brindarles refugio. Cientos más de perros, gatos, tortugas, cacatúas y caballos llegaron a los refugios de la ciudad, rescatados o por decisión de sus propietarios, mientras las llamas avanzaban por las más de 16.000 hectáreas que resultaron afectadas. Ante la posibilidad de eventos climáticos extremos, tener en cuenta a estas especies en la atención de desastres contribuye a la recuperación económica y mental de los damnificados humanos.
Julia Inés Lema Vélez | Zootecnista de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) – Consultora Nacional e Internacional de Gestión del Riesgo de Desastres
Diego Alexander Hernández Pulido | Médico veterinario de la Universidad de Ciencias Aplicadas y Ambientales (UDCA) – Docente de la Fundación Universitaria Agraria de Colombia – UNIAGRARIAshare
En enero de 2024 Fedegán reportó la muerte de cerca de 9.000 vacas a causa de la sequía. Foto: Rogerio Florentino / AFP. Rogerio
Se calcula que en las ciudades colombianas 6 de cada 10 personas tienen una mascota, con las que existe un vínculo de dependencia emocional, mientras en el campo los animales de producción son medios de subsistencia y proveedores de alimentos para las familias. Por ejemplo, según el Censo Pecuario Nacional de 2024, el 20% de los cerdos se encuentran en criaderos familiares y traspatios de viviendas; y no podemos olvidar la fauna silvestre, que forma parte integral de los ecosistemas, tanto urbanos como rurales.
Los animales son vulnerables a los cambios climáticos, los cuales podrían ser eventos extremos en los próximos años, según The Global Risks Report 2024. Por ejemplo, las vacas dependen del agua y los pastos, y durante las sequías se reduce el acceso a estos y la calidad nutricional de las pasturas es baja. Recuperar estas pasturas puede tardar más de 2 meses en crecer después de que comiencen las lluvias, por lo que los animales se deshidratan y entran en un deterioro progresivo que provoca pérdida de músculo esquelético y grasa.
En Colombia en la temporada de lluvias se ha evidenciado que si el ganadero no está preparado o no tiene los recursos para evacuar el hato a zonas seguras o no inundables, las vacas quedan sin acceso a alimentos, la producción de leche disminuye, bajan de peso, y en algunos casos pueden perder la vida.
Aunque los fenómenos naturales –sequías, inundaciones, erupciones volcánicas, derrumbes e incendios forestales– no distinguen entre países en vías de desarrollo o industrializados, ni entre ricos y pobres, su impacto suele ser mayor para las comunidades con ingresos inferiores a un smmlv, porque sus limitados recursos los hace más vulnerables, dificultándoles recuperar los bienes perdidos en corto plazo.
Para la Oficina de las Naciones Unidas para la Reducción del Riesgo de Desastres (EIRD), junto con el centro de Medios de Vida de la Federación Internacional de la Cruz Roja (IFRD), los desastres y las crisis humanitarias pueden llegar a tener efectos devastadores sobre las comunidades, mortalidad humana y animal en los desastres y el valor de los bienes perdidos puede aumentar exponencialmente. Cuando las personas dependen de medios de vida basados en los animales para su supervivencia, cualquier pérdida resultante de los desastres se sentirá agudamente.
La afectación económica que se genera cuando se pierden los animales de producción se basa no solo en la falta de ingresos directos, sino que a largo plazo estos animales también se utilizan para labores como el arado de la tierra, o como medio de transporte de personas y productos al mercado, por lo que al perderlos también se pueden perder empleos y cultivos, disminuyendo la oferta de productos en la comunidad, lo que lleva a un alza de los precios.
La ayuda humanitaria
Los animales son sensibles a los cambios de clima y del territorio, lo que puede afectar su salud o comportamiento en caso de desastre o evacuación. Foto: archivo Unimedios.
La pérdida de los animales tiene un impacto importante en la salud mental de sus dueños, ya que ellos forman parte de su vida diaria, generando un fuerte lazo emocional. Los animales de producción también forman parte de este vínculo humano-animal y salud mental, aunque su importancia radica principalmente en las pérdidas económicas y de seguridad alimentaria.
Los animales de producción son tan importantes dentro de la atención humanitaria a desastres, que se incluyeron en la Carta Humanitaria de las Naciones Unidas, el Manual Esfera, y el Marco de Sendai. Además existe un curso y manual Normas y directrices para intervenciones ganaderas en emergencias (LEGS), exclusiva para el manejo de este tema, asumiendo “ganado” como animales de producción.
El manual LEGS es una herramienta indispensable para profesionales y organizaciones que trabajan en el sector humanitario, especialmente en situaciones de crisis o desastres que afectan a comunidades pecuarias, y proporciona un marco común y unas normas mínimas para llevar a cabo intervenciones efectivas y humanitarias en situaciones de emergencia. Contempla intervenciones técnicas las cuales son: proveer servicios veterinarios, suministrar alimentos, abastecer de agua, crear asentamientos temporales, reemplazar las unidades ganaderas pérdidas, y reducir el número de animales por venta o sacrificio de aquellos que no puedan ser rescatados.
Durante el paso del huracán Iota (categoría 4) por el Archipiélago de San Andrés y Providencia, uno de los más poderosos de la temporada de huracanes de 2020, se atendieron más de 200 perros y gatos, según fundaciones, aunque el número total de animales no se conoce. En la Isla existía una granja municipal de autoconsumo con bovinos para cubrir la demanda de carne y leche, porcinos y aves, de los que solo sobrevivieron unos cuantos, pues la infraestructura colapsó casi por completo.
En la fase de recuperación, la Cruz Roja Colombiana (CRC) ayudó a reconstruir y rehabilitar la infraestructura socioeconómica de esta granja, para apuntar así al restablecimiento de los medios de vida pecuarios de la comunidad afectada. La CRC trabajó con los productores porcinos, avícolas y apícolas de las islas, entregó capitales físicos y financieros para que los productores restablecieran sus activos productivos, y además fortaleció el capital humano brindando capacitaciones en buenas prácticas ganaderas, producción sostenible, y producción de alimentos a partir de forrajes e insumos existentes en la zona; también brindó un programa de formación de LEGS para sus habitantes, fortaleciendo así sus conocimientos sobre el manejo de animales en desastres y mejorando la resiliencia de las comunidades pecuarias.
Acciones por tomar
Aunque en algunos eventos las personas pueden evacuar con sus animales, los albergues generalmente son solo para personas. Foto: archivo Unimedios. Foto: archivo Unimedios.
Durante los periodos de la planificación se puede articular una respuesta local, con evaluaciones rápidas y levantamiento de información, que proporcionará el conocimiento necesario para determinar el alcance de la respuesta y los recursos necesarios para garantizar mecanismos seguros y eficaces ante un desastre, que contemple a los animales.
Otra herramienta utilizada o contemplada según el tipo de escenario es la necesidad de evacuar a los animales de manera segura, responsabilidad que recae especialmente en el propietario o tenedor de los animales. Es muy importante tener un plan de evacuación para todas las especies, incluidos animales de granja y de compañía, y también considerar animales silvestres, de investigación y de exhibición.
En algunos casos, aunque las personas evacúan con sus animales, principalmente los de compañía, los albergues suelen prohibir su ingreso porque no cuentan con los protocolos apropiados para evitar problemas de convivencia o enfermedades. Por ello se alienta a las autoridades relacionadas con cualquiera de estos animales a involucrar a las partes interesadas en el desarrollo de planes de contingencia locales y regionales.
Para ayudar a los animales afectados por desastres se pueden tomar medidas como: proporcionar tratamiento veterinario de emergencia, distribuir alimentos y agua de buena calidad y cantidad, evacuar animales del peligro, reunir a los animales con sus dueños, tutores o tenedores, reestablecer los activos productivos, y en algunos casos reducir el número de animales para garantizar su bienestar.
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