Un estudio publicado recientemente en la revista Science, revela que a causa de la disminución del número de ciertas flores en Norteamérica como consecuencia del cambio climático, las abejas con la misma zona de distribución han sufrido una adaptación bastante particular: la disminución del tamaño de su lengua.
Esta adaptación anatómica, explican los científicos, responde a la tarea de estos insectos de polinizar pues, debido a que el número de flores de tubo largo se ha reducido, las abejas con lenguas más cortas y capaces de chupar néctar de diferentes especies de flores ahora son las que imperan en la región.
En el estudio se encontró que las abejas de lengua larga han disminuido en número de manera significativa en los últimos 40 años, y que las especies de lengua corta, debido a que tienen más facilidad para alimentarse, las están reemplazando. “Este cambio parece ser un resultado directo del calentamiento en los veranos que está reduciendo la disponibilidad de flores, por lo que los abejorros generalistas tienen más éxito que los especialistas [Éstos últimos se dedican a polinizar cierto tipo de flores de tubo largo]“, explica el estudio.
El estudio fue liderado por Nicole Miller-Struttmann, ecóloga evolutiva de la Universidad Estatal de Nueva York. Junto a sus colegas, la científica estudió algunas regiones de las Montañas Rocosas de América del Norte y las especies de flores y abejas que ahí habitan. Los estudiosos encontraron que el clima más cálido y seco del lugar (provocado por el cambio climático) redujo las poblaciones de algunas flores de tubo largo y, con ellas, a las abejas especializadas en su polinización.
En un artículo escrito por Elizabeth Pennisi sobre el mismo tema se explica que la evolución de las abejas surge porque habían muy pocas flores para todos los abejorros especializados, y debido a que las abejas con lenguas más cortas eran más capaces de hacer uso de una diversidad más amplia de flores, poco a poco se convirtieron en los ejemplares dominantes. En los últimos 40 años, las lenguas de las abejas se han contraído en promedio un 24 por ciento.