EFEverde.- Las emisiones de hollín, metano y ozono deben reducirse no sólo porque contribuyen enormemente al calentamiento global sino porque tienen un impacto directo en la contaminación atmosférica y, por tanto, en la salud de las personas, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).
En un informe publicado hoy, la OMS señala cuatro acciones primordiales para reducir las emisiones de estos contaminantes, conocidos por sus siglas en inglés como los SLCP, y que puede durar de días a décadas.
De ellos, el que más preocupa es el hollín, porque contribuye a las partículas finas, el contaminante que más influye en la salud.
De hecho, estos contaminantes tienen un impacto en los 7 millones de personas que pierden la vida anualmente a causa de la contaminación del aire.
Un informe conjunto de la Organización Mundial de la Meteorología (OMM) y de la Agencia de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (UNEP) indica que la reducción de los SLCO ayudaría a evitar una media de 2,4 millones de muertes prematuras anualmente en 2030.
Las emisiones de SLCP y la contaminación que causa está directamente asociada a enfermedades cardiovasculares y respiratorias, así como al cáncer de pulmón.
Asimismo, las emisiones de SLCP afectan al proceso de fotosíntesis, así como a las condiciones meteorológicas al contribuir al deshielo, lo que puede posteriormente provocar inundaciones.
El hollín proviene de la combustión, ya sea en cocinas tradicionales, calderas de edificios, plantas de carbón o el diesel de los vehículos.
Los expertos consideran que si se reducen los SLCP se podría reducir el aumento del cambio climático en las próximas décadas en 0,5 grados centígrados.
Asimismo, el informe deja claro que la lucha contra las emisiones de SLCP complementan, pero no sustituyen, la necesidad de reducir la contaminación con CO2.