A pesar de la conocida vulnerabilidad de Centroamérica ante los impactos del clima, tres de los siete países centroamericanos aún no han presentado ante la Convención de Naciones Unidas sobre Cambio Climático sus contribuciones nacionalmente determinadas o INDC.

Estas contribuciones, que tenían el 1 de octubre como fecha límite para ser presentadas, son documentos en los que cada país debe resumir sus compromisos para hacerle frente al cambio en el clima, incluyendo temas como mitigación, adaptación, financiamiento climático, entre otros. Cuando se habla de vulnerabilidad climática, se habla de estar expuestos a los impactos del clima cambiante en el que vivimos. Y cuando se habla de estar expuestos, Centroamérica es una de las regiones que lidera la lista.

A pesar de que la pequeña región que divide Norteamérica de Sudamérica es responsable de no más del 0,5% de las emisiones de gases totales causantes del cambio climático, le toca pagar con una costosa factura los platos rotos. En otras palabras, gana el bingo casi sin haber jugado.

Según una investigación del Estado de la Región, Centroamérica es “el punto caliente” más prominente de los trópicos y emerge como la zona más vulnerable al los impactos del clima.

Costa Rica, Honduras, Guatemala y Belice son los cuatro países que ya presentaron sus planes. Se está a la espera de los de Nicaragua, Panamá y El Salvador.

Analistas presentes en Bonn, sede de las sesiones previas a cumbre del clima que tendrá lugar en diciembre (COP21), han posicionado los compromisos de Costa Rica como uno de los más progresivos y ambiciosos del mundo, pero la situación no es igual para el resto de la región donde no todos los planes establecen metas concretas y quedan debiendo.

Enrique Maurtua, de la organización National Climate Agendas, reconoce que hay un entendimiento de la vulnerabilidad de Centroamérica. “Si Centroamérica es vulnerable, Centroamérica tiene que empezar a prepararse. Es importante que los países puedan trabajar en torno a eso posicionar a Centroamérica en una posición más relevante”.

Por su parte, Mónica Araya, economista y directora de la organización Costa Rica Limpia, comenta que de los 150 planes climáticos presentados, algunos vienen de países pequeños y muy pobres. “Incluso más pobres y pequeños que los centroamericanos. Llama la atención que los países centroamericanos por un lado pidan fondos, pero por otro no presenten metas concretas”, dijo.

“Es más fácil financiar con un plan de INDC que tenga planes de adaptación a países que no tengan planes de adaptación y que no hayan comunicado a la comunidad internacional que planes tienen”, comenta Araya.

Tania Guillén, vocera de la organización Climate Action Network Latinoamérica, asegura que estos documentos son instrumentos para comunicar lo que se está haciendo, lo que se tiene planeado hacer, pero también los recursos necesarios para poder hacer las cosas.

“Deberíamos mejorar los indicadores para el tema de adaptación como región. Establecer indicadores más concretos. Actividades o planes de trabajo más concretas por área geográfica y sector priorizado”, afirma y agrega: “Lo que se está presentando son actividades que ya se vienen trabajando, pero debemos ir más allá”.