La FAO trabaja con el Gobierno de Lesotho, organizaciones no gubernamentales y otros organismos de las Naciones Unidas en una estrategia de resiliencia para ayudar al sistema agrícola del país a adaptarse a las cambiantes condiciones climáticas, como los patrones de lluvia erráticas y el alza de las temperaturas. Parte de la iniciativa consiste en la promoción de huertos familiares y la adopción de técnicas innovadoras, como la creación de huertos de “ojo de cerradura” (“keyhole garden”, en inglés)

Estas parcelas circulares elevadas –de unos 2 metros de diámetro- tienen una pared de piedra exterior rellena de varias capas de suelo y material orgánico como estiércol, compost o ceniza que rodean una cesta cilíndrica llena de material poroso como sacos de algodón, piedras, caña, maíz, sorgo y recipientes de arcilla.

La estructura del huerto “ojo de cerradura” permite la siembra de zanahorias, remolachas, espinacas y otras hortalizas unas junto a otras, de manera que pueden mejorar la fertilidad del suelo y retener la humedad. El huerto puede también cubrirse con facilidad para proteger los cultivos de las heladas de invierno y los efectos desecantes del viento.

Para Makompi Mahlomola, una abuela de 65 años que reside en la aldea de Komeng -en el distrito de Leribe- el huerto “ojo de cerradura” es la única fuente de alimentos nutritivos y variados disponible para su familia, que incluye cuatro niños pequeños.

“Mi principal problema es que nadie en la familia trabaja. Nuestro huerto nos ayuda de verdad, porque podemos cultivar hortalizas durante más tiempo, incluso en período de sequía. La espinaca es especialmente adecuada, porque crece durante todo el año”, explica.

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Dirigido a los jóvenes

Al promover una mejor nutrición y desarrollar habilidades para aumentar la producción y la variedad de los cultivos de hortalizas a través de huertos familiares, la FAO, el Gobierno de Lesotho y sus socios llegan también a las comunidades rurales, especialmente los niños, los jóvenes y los más vulnerables.