Mientras que las cifras del hambre a nivel mundial están disminuyendo, el número de personas que sufren inseguridad alimentaria en zonas de montaña se elevó un 30 por ciento entre 2000 y 2012, según un nuevo estudio publicado hoy por la FAO y la Alianza para las Montañas coincidiendo con el Día Internacional de las Montañas.

El informe denominado Mapeo de la vulnerabilidad de los pueblos de montaña a la inseguridad alimentaria señala que el número de personas con inseguridad alimentaria que vive en las regiones de montaña en los países en desarrollo aumentó a casi 329 millones en 2012, frente a 253 millones en 2000, a pesar de que la población total de las zonas de montaña del mundo se incrementó tan sólo un 16 por ciento durante ese mismo período.

Diferencias regionales

Casi 59 millones de habitantes de las montañas de África fueron identificados como vulnerables a la inseguridad alimentaria en 2000, cifra que aumentó un 46 por ciento a 86 millones en 2012, reflejo en parte un de los aumentos en la población total de la región de los habitantes de las montañas. La mayoría de las personas vulnerables en el continente se encuentra en África oriental, que representa el 65 por ciento del número total de habitantes de las montañas que sufren inseguridad alimentaria en África.

En América Latina y el Caribe, el número total de habitantes de las montañas vulnerables aumentó en un 22 por ciento desde más de 39 millones en 2000 a casi 48 millones en 2012. Sin embargo, la proporción de las poblaciones de montaña vulnerables se mantuvo bastante estable, pasando del 30 al 31 por ciento en 12 años.

Las poblaciones de montaña de Asia son especialmente propensas a la vulnerabilidad. Los resultados del estudio muestran que más de 192 millones de personas se consideran vulnerables a la inseguridad alimentaria en el 2012, un incremento de más de 40 millones de personas -un 26 por ciento- desde 2000. El estudio también concluye que la proporción de personas vulnerables entre las poblaciones de montaña creció de 35 al 41 por ciento entre 2000 y 2012.

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Necesidad de un crecimiento inclusivo

Según la FAO, se necesita un fuerte compromiso político y acciones eficaces para invertir la tendencia de hambre y abordar las raíces de la inseguridad alimentaria en las montañas, colmando la brecha del hambre existente entre la población de las tierras bajas y las tierras altas.

Para los pueblos de montaña, el factor clave es el crecimiento inclusivo, lo que significa un crecimiento que promueva el acceso de todos a alimentos, bienes y recursos, en particular de los pobres y las mujeres, para que puedan desarrollar su potencial.

En las zonas de montaña, donde la agricultura familiar y la agricultura, silvicultura y la cría de animales en pequeña escala son los sistemas agrícolas prevalecientes, es clave crear un entorno institucional y normativo favorable en el que la población de montaña pueda tener acceso a servicios como la formación, información, crédito y asistencia sanitaria, junto a las infraestructuras adecuadas.

También se necesitan inversiones y apoyo técnico para diversificar e impulsar los sistemas de producción de la montaña a través de, por ejemplo, la integración de los conocimientos y tradiciones indígenas con las técnicas modernas.