La forma de gestionar los bosques europeos en los últimos dos siglos y medio no solo ha sido estéril en la lucha contra el cambio climático, sino que ha contribuido a empeorarlo. Así de contundente es el estudio Europe’s forest management did not mitigate climate warming, publicado este jueves en la revista Science. Los autores del estudio atribuyen como causas a este fracaso: una repoblación forestal ineficaz y la masiva modificación de la composición de los bosques autóctonos, que han pasado de ser caducifolios a ser de coníferas.
La influencia de los bosques en el cambio climático depende, prácticamente, del carbono que captan los árboles y que quita el CO2 a la atmósfera, lo que contribuye a ralentizar el calentamiento global. A partir de esta premisa, la reforestación y la gestión forestal dirigida a maximizar el secuestro de carbono (y evitar que este salga a la atmósfera) han sido reconocidas como estrategias claves para mitigar el cambio climático en el acuerdo de París. Sin embargo, el estudio realizado por la Asociación Americana para el Avance de la Ciencia demuestra que ninguna de las dos estrategias, tal y como se habían diseñado hasta ahora, han funcionado.