Para las compañías aéreas el consumo de combustible es esencial en la escala de costes y cualquier cosa que permita reducir el consumo o utilizar combustibles alternativos será buena noticia. En este caso, lo último de la NASA puede ser interesante, porque están haciendo progresos en aviones híbridos.
El sentido de la cifra se esconde en la cantidad que actualmente emplea un avión en la maniobras anteriores al despegue, es decir, cuando aún está en tierra, en las que se emplea, a su vez, un 4% del total de combustible que se consume al año.
Es ahi cuando entraria el sistema de células de hidrógeno que se recarga de tres maneras, siendo la más importante la que recoge energía que se produce en el proceso de frenado y con el movimiento de las ruedas. Por otra parte hay un tanque de agua que se une con aire y crea un compuesto electroquímico, que se emite más tarde como agua que no contamina, por lo que incluso se puede usar en las cisternas del propio vuelo. Por último, una capa fotovoltaica en la parte superior también recarga para que el avión se enfrente con más solidez a las tareas de tierra.
Con un proyecto de avión hóbrido como el propuesto, se ahorra y se mejora en muchos más ámbitos que el de la eficiencia. Se reduce mucho la contaminación acústica, como en los coches híbridos o eléctricos, y se reduce exponencialmente la emisión de residuos contaminantes a la atmósfera, en un momento en el que eso va a ser crucial.